Ballerina (2016)

“Ballerina” es una película que, a primera vista, puede resultar algo olvidable, pero que tras una visualización más atenta revela un encanto y una elegancia inesperados. La historia, ambientada en el París de 1879, sigue a Felicia, una joven francesa con una pasión inquebrantable por la danza, y su audaz decisión de abandonar su vida en un orfanato para perseguir su sueño. La película se centra en su viaje de la Bretaña rural a la vibrante y opulenta ópera de París, donde deberá reinventarse y sobrevivir en un entorno despiadado y competitivo.

La dirección de Laurie McInnes es, en general, sólida, particularmente en la recreación de la época. El vestuario y los decorados son impecables, transportando al espectador a la Belle Époque con una fidelidad sorprendente. Hay una atención al detalle que se aprecia en cada escena, desde la iluminación que enfatiza la atmósfera de intriga y misterio, hasta los gestos y las expresiones de los actores. Sin embargo, la dirección, en ocasiones, opta por una estética visual un tanto recargada, con excesivos efectos de color y transiciones que, si bien pretenden realzar la riqueza de la época, a veces distraen de la narrativa principal. A pesar de ello, la película logra mantener un ritmo constante y una sensación de tensión palpable.

El núcleo de la película reside en la actuación de Clara Langley como Felicia. Su interpretación es convincente y carismática. Langley transmite con maestría la vulnerabilidad de la joven, así como su determinación y su creciente seguridad en sí misma a medida que se adapta a su nueva identidad y a la exigente vida de la ópera. Se percibe su pasión por la danza en cada movimiento, en cada mirada. El desarrollo del personaje, a través de sus interacciones con otros personajes, es uno de los puntos fuertes de la película. La química entre Langley y el actor que interpreta a Víctor, su compañero de aventuras, es notable y contribuye a generar momentos de ternura y complicidad.

El guion, aunque narrativamente sólido, presenta algunas debilidades. La trama principal, centrada en el sueño de Felicia, es atractiva, pero la resolución resulta algo predecible. Además, algunos personajes secundarios, especialmente aquellos relacionados con la administración de la ópera, se sienten un tanto planos y unidimensionales. Se podría haber profundizado en sus motivaciones y en sus relaciones con Felicia, añadiendo mayor complejidad a la trama. La película también podría haber explorado más a fondo las implicaciones morales de las acciones de Felicia, especialmente en lo que respecta a su engaño y su apropiación de la identidad de otra persona. Sin embargo, el guion ofrece un retrato interesante de la sociedad parisina de la época y de las dificultades que enfrentaban las mujeres para perseguir sus sueños en un mundo dominado por hombres.

En definitiva, “Ballerina” es una película de época visualmente atractiva y con una actuación destacada de Clara Langley. Aunque su trama principal es algo sencilla y su guion podría haber sido más elaborado, la película logra entretener y emocionar, ofreciendo un escape visual y emocional a la Belle Époque. Es un film que se disfruta más por su atmósfera y por el encanto de su protagonista que por la profundidad de su argumentación.

Nota: 6.5/10