Bañeros 4: Los rompeolas (2014)

‘Bañeros 4: Los rompeolas’ no es, ni mucho menos, una obra maestra del cine. Pero tampoco es una simple pérdida de tiempo. Se trata, en esencia, de una comedia familiar bastante estándar que busca replicar el espíritu festivo y la estructura repetitiva que caracterizó a las primeras entregas de la saga. Y, a pesar de algunas fallas evidentes, cumple su cometido, ofreciendo un entretenimiento ligero y gratuito, ideal para las tardes de verano con niños. Sin embargo, la película se queda corta en cuanto a innovación y profundidad narrativa.

La dirección, a cargo de Juan Manuel Abal’, se centra en mantener un ritmo rápido y dinámico, jugando con la acción y el slapstick. Se nota la intención de mantener la atención del espectador, especialmente en las secuencias de persecución y los números de comedia física. No obstante, la dirección carece de originalidad; las situaciones son predecibles y el uso de efectos especiales, aunque decentes, no elevan la calidad de la película. La fotografía es colorida y vibrante, adecuada para el ambiente playero, pero a menudo sacrifica la profundidad de campo en favor de planos más amplios y llenos, lo que dificulta la apreciación de los detalles.

El reparto está compuesto por un elenco habitual de comediantes argentinos, que interpretan a sus personajes con una actitud relajada y sin pretensiones. Destaca, en particular, el trabajo de Matías Grissovsky como Martín, el líder del equipo de bañeros. Su química con el resto del elenco es palpable y contribuye a que la película sea más divertida. Sin embargo, las actuaciones son, en su mayoría, convencionales y no ofrecen momentos memorables. No se atreven a explorar las complejidades de los personajes ni a ofrecer interpretaciones particularmente arriesgadas.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. La trama es tremendamente sencilla y carente de originalidad. El conflicto central – un malvado empresario que amenaza el equilibrio de la playa – es cliché y se resuelve de forma apresurada. Los gags y las trampas, aunque abundantes, se vuelven repetitivos y poco ingeniosos. La introducción de los animales marinos del Acuario, aunque divertida en principio, se siente un añadido forzado y poco integrado en la narrativa. El humor es, en gran medida, dirigido a los niños, lo que limita su atractivo para un público adulto. La película no ofrece nada más que una sucesión de situaciones cómicas sin mayor sustancia ni mensaje.

En definitiva, ‘Bañeros 4: Los rompeolas’ es una película entretenida, pero superficial y olvidable. No pretende ser algo más que un espectáculo familiar rápido y sencillo, y lo logra con éxito parcial. Si buscas una experiencia cinematográfica profunda o reflexiva, esta no es la opción. Pero si buscas una película para pasar un rato agradable en la playa, con un ambiente festivo y algunos momentos de risa, podría ser una alternativa viable.

Nota: 5/10