Batman: La broma asesina (2016)

“Batman: La Broma Asesina” no es simplemente una adaptación animada; es una inmersión profunda y visceral en la mente retorcida de uno de los villanos más icónicos de la historia del cómic. Animada por Sync Screen Studios y Warner Animation Studios, esta película se distancia considerablemente de la fórmula superheroica habitual, optando por un horror psicológico que, aunque a veces desorientador, resulta notablemente perturbadora y, en última instancia, sorprendentemente satisfactoria.

La dirección de Sam Hammerschmidt y Bruce Winson es la clave de esta experiencia. Han logrado, con una paleta de colores predominantemente oscura y gélida, recrear la atmósfera opresiva de Gotham y, sobre todo, la desesperación del protagonista. El uso de la animación, lejos de ser un simple recurso técnico, se convierte en una herramienta narrativa. Las fluctuaciones en el ritmo, los zooms bruscos, las transiciones surrealistas y los detalles inquietantes en la animación de los personajes se combinan para intensificar la sensación de desorientación y locura que experimenta Batman. La película no se rehúye a experimentar con la perspectiva, a veces mostrando la escena a través de los ojos de Batman, otras veces ofreciendo ángulos inesperados que desafían la percepción del espectador. Este uso deliberado de la técnica animada refuerza la idea de que la mente de Batman está fracturada, luchando por mantener el control en un mundo que parece estar al borde del colapso.

Las actuaciones de la voz son excepcionales, encabezadas por Michael Keaton como el propio Batman. Keaton aporta una complejidad al personaje que va más allá de su imagen de héroe implacable. Su Batman es vulnerable, atormentado por sus fracasos pasados, consumido por la necesidad de proteger a Gotham, incluso a costa de su propia cordura. Las voces de los otros personajes, incluyendo el Joker de Benedict Cumberbatch, son igualmente convincentes, logrando capturar la esencia de sus personajes de manera memorable. El Joker, especialmente, es un festín para los ojos (y para los oídos) de los fans del personaje. Cumberbatch ofrece una interpretación escalofriante y ambigua del Joker, dejando al espectador preguntándose si realmente está loco o simplemente está jugando un juego particularmente retorcido.

El guion, adaptado de la novela gráfica original de Alan Moore y Brian Bolland, es la parte más controvertida de la película. La historia, a pesar de ser relativamente corta, está repleta de simbolismo y referencias a la cultura popular. El guion explora temas complejos como la paranoia, la locura, la culpa y la naturaleza del heroísmo, cuestionando constantemente la moralidad de Batman y las consecuencias de sus acciones. Si bien algunos elementos pueden resultar densos para aquellos que no están familiarizados con el material original, la película logra mantener un buen equilibrio entre la acción, el misterio y el horror psicológico. La decisión de centrarse en el período de tiempo después de los eventos del cómic, cuando Batman se enfrenta a la incertidumbre sobre la verdadera identidad del asesino, es una excelente forma de aumentar la tensión y el suspense. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que fuerza al espectador a cuestionar su propia percepción de la justicia y la moralidad.

Nota: 8/10