Batman: La película (1966)

“Batman: La película” (1989) no es solo una película de superhéroes; es un ejercicio peculiar, un manifiesto de la era de los 80, y una declaración de intenciones visualmente impactante que, paradójicamente, ha resistido el paso del tiempo con una mezcla de fascinación y disgusto. Dirigida por Tim Burton, la película se erige como una reinterpretación oscura y estilizada del mito de Batman, alejándose significativamente del tono más pulp y aventuras de los adaptaciones anteriores. Burton consigue crear un Gotham City que es a la vez aterrador y fascinante, una metrópolis asfixiada por la contaminación, la corrupción y una atmósfera de desesperación constante. La paleta de colores, dominada por el negro, el azul y el verde, es deliberadamente sombría, y la arquitectura gótica de las construcciones, las sombras alargadas y la iluminación contrastada, contribuyen a un ambiente opresivo y perturbador que define la esencia de la película.

La película, sin embargo, no está exenta de defectos. El guion, escrito por Akiva Goldsman, a menudo se siente torpe y, en ocasiones, redundante. Se centra excesivamente en la trama de la dominación mundial, y los diálogos son, a menudo, artificiales y carentes de la chispa necesaria para hacerlos memorables. La historia, aunque compleja para la época, se siente descuidada en su desarrollo, y la trama se complica innecesariamente con elementos que no enriquecen significativamente la experiencia. A pesar de ello, la presencia del Joker, interpretado magistralmente por Jack Nicholson, le otorga una fuerza considerable al relato, aunque su motivación, al igual que la de muchos otros personajes, resulta algo superficial.

Las actuaciones son un punto fuerte innegable. Jack Nicholson redefine al Joker, otorgándole una mezcla de locura, astucia y un carisma innegable. Su presencia en pantalla es tan cautivadora como inquietante, y su interpretación es, sin duda, lo más memorable de la película. Michael Keaton, por su parte, ofrece una interpretación sólida y estoica de Batman, encapsulando la figura del vigilante nocturno con un aire melancólico y un profundo sentido de la responsabilidad. La química entre Keaton y Nicholson es palpable, y sus interacciones son el núcleo dramático de la película. Val Kilmer, como Robin, se ve ligeramente deslucido por el guion, pero su juventud y exuberancia aportan un contrapunto refrescante al ambiente oscuro y gótico de la película.

“Batman: La película” es una obra cinematográfica compleja que, a pesar de sus defectos, merece la pena ser vista. Es una película que, en su intento de ofrecer una reinterpretación moderna del mito de Batman, explora temas como la justicia, la moralidad y el precio del poder. Su estética visualmente impactante y el icónico desempeño de Jack Nicholson la han convertido en un clásico de culto, aunque su fragilidad narrativa la sitúe más bien en un territorio de "entretenimiento válido" que una obra maestra. Es, sin duda, un reflejo de una época y un momento en la historia del cine que ha trascendido el tiempo por su estilo, su atmósfera y el legado que ha dejado en el género de los superhéroes.

Nota: 7/10