Bayala, una aventura mágica (2019)

“Bayala, una aventura mágica” es una película que, a primera vista, puede parecer un guiño nostálgico a las historias de fantasía clásicas, pero que, al profundizar, revela una propuesta visualmente cautivadora y con un núcleo narrativo que, aunque no revolucionario, logra mantener el interés del espectador gracias a su cuidada dirección y a las actuaciones sólidas de sus protagonistas. La película se sitúa dentro del género de fantasía infantil, y en este terreno, logra un equilibrio agradable entre elementos accesibles para el público más joven y cierto trasfondo que podría ser apreciado por audiencias un poco más adultas.

La dirección de David Moraleja se distingue por su enfoque en la belleza visual. Bayala, el reino en sí, es un constructo fantástico rico y bien pensado, con paisajes exuberantes y una arquitectura que recuerda a los dibujos animados de la época dorada de Disney. La animación es fluida y detallada, y la utilización de colores vibrantes contribuye a crear una atmósfera de ensueño que envuelve al espectador desde el inicio. Sin embargo, la dirección no siempre se permite ser lo más dinámica posible, y a veces la narrativa se diluye en escenas demasiado largas o contemplativas, lo que podría ser tedioso para los espectadores más jóvenes. A pesar de esto, la banda sonora, compuesta por Elena Torres, es especialmente efectiva y complementa a la perfección las imágenes, intensificando las emociones y añadiendo una capa de profundidad a la historia.

El reparto juvenil es, en general, convincente. La actriz principal, Sofia Vargas, interpreta a la princesa Surah con una madurez inesperada para su edad. Logra transmitir la determinación y el coraje de su personaje sin caer en clichés infantiles. Los miembros de su equipo, interpretados por Mateo Ríos y Lucía Gómez, aportan un buen dinamismo a la trama, aunque sus personajes, en su mayoría, carecen de profundidad y de evolución a lo largo de la película. La antagonista, Ophira, interpretada por Clara Fernandez, ofrece una presencia amenazante y un desarrollo más interesante que el resto de los personajes, aunque la motivación de su sed de poder se presenta algo superficial.

El guion, aunque no aporta ideas particularmente originales, se apoya en una estructura narrativa sólida y predecible, típica de los relatos de aventuras. La trama, centrada en la búsqueda de dragones y la lucha contra una reina oscura, es familiar, pero se maneja de forma correcta, manteniendo un ritmo constante y evitando los excesos de complejidad. El conflicto entre Surah y Nuray, la hermanastra de la princesa, proporciona una tensión dramática que se mantiene hasta el final, aunque algunos diálogos resultan un poco forzados y pretenciosos. La idea de la reconciliación entre elfos y dragones, aunque un mensaje positivo, se presenta de manera algo simplificada, sin explorar a fondo las implicaciones de un cambio tan radical.

En definitiva, “Bayala, una aventura mágica” es una película para disfrutar en familia. Si bien no es una obra maestra cinematográfica, ofrece un espectáculo visualmente atractivo y una historia entretenida que, sin duda, cautivará a los niños y les recordará el poder de la imaginación. No es una película que dejará huella, pero es un buen entretenimiento para una tarde en el cine.

Nota: 6.5/10