“Beautiful” es, en su esencia, una película que te deja con un regusto agridulce. No es una obra maestra cinematográfica, pero sí un drama psicológico que, a pesar de sus evidentes excesos y un guion que ocasionalmente se resiente de su propia ambición, logra generar cierta inquietud y obliga al espectador a cuestionar los límites de la obsesión y el precio que se está dispuesto a pagar por el éxito. La historia, centrada en la ambición desmedida de Mona (Brooke Shields), una aspirante a reina de belleza, y las consecuencias devastadoras que esta tiene sobre su hija, es, en principio, un relato con una fuerza emocional considerable. Sin embargo, la ejecución, aunque cuidada en algunos momentos, es donde la película se complica y donde, finalmente, su valor es menos convincente.
Brooke Shields, una actriz que ha tenido una carrera marcada por la vulnerabilidad y la honestidad, ofrece una interpretación particularmente intensa como Mona. La complejidad del personaje, que oscila entre la desesperación y la crueldad, es el núcleo de la película. Shields consigue transmitir la angustia interna de una mujer que se siente atrapada en un ciclo de inseguridades y que busca desesperadamente la validación externa a través de un concurso superficial. Su actuación, sin embargo, se ve ligeramente mermada por el guion, que, a veces, se vuelve demasiado expositivo en la representación de las emociones de Mona, evitando confiar en la sutileza y la expresión facial. El resto del elenco, compuesto por figuras como Elizabeth Perkins, le aporta momentos de ternura y ternura a la relación madre-hija, aunque sus personajes carecen de la misma profundidad que Mona.
La dirección de Stephen Frears, responsable de obras como “The Kindness of Strangers”, se caracteriza por un estilo directo y una atención meticulosa a los detalles. La película se centra en la atmósfera opresiva de la vida de Mona, reflejando la presión social y las expectativas poco realistas que rodean a las concursos de belleza. Las escenas que transcurren en el mundo del casting son particularmente bien manejadas, presentando una visión cruda y a menudo deshumanizante de la industria de la belleza. No obstante, el ritmo de la película se siente a veces irregular, con largos flashbacks que, si bien sirven para contextualizar la historia, también ralentizan el desarrollo de la trama. El guion, escrito por Frears y Jeremy Allen, intenta explorar temas complejos como la maternidad, la identidad y la búsqueda de la felicidad, pero termina siendo demasiado ambicioso y, en ciertos momentos, pierde el rumbo.
A pesar de sus fallos, "Beautiful" no es una película que se pueda ignorar. La historia de Mona, una mujer que sacrifica todo por el sueño de convertirse en reina de belleza, es una advertencia sobre los peligros de la ambición desenfrenada y la importancia de valorar lo que realmente importa en la vida. La película plantea preguntas difíciles sobre los roles de género, la presión social y el precio que se paga por la belleza superficial. Es una obra que provoca reflexión, aunque, inevitablemente, deja un sentimiento de desconcierto y un cierto vacío emocional al final.
Nota: 6/10
