Becky (2020)

“Becky” es una película que, si bien pretende ser un thriller psicológico tenso y aterrador, termina siendo una experiencia algo disonante. La premisa – una familia en un lago aislado que se ve acosada por convictos en fuga – es intrigante y ofrece un terreno fértil para el suspense. Sin embargo, la película, dirigida por Christopher Smith, opta por caminos predecibles y un ritmo desigual, restando impacto a la tensión que busca generar.

La dirección de Smith se caracteriza por un estilo visual llamativo, con encuadres claustrofóbicos y un uso del color que, en ciertos momentos, es particularmente efectivo. La atmósfera opresiva del lago, con sus aguas turbias y su niebla persistente, se convierte en un personaje más que contribuye al clima de inquietud. No obstante, la dirección parece enfocarse excesivamente en la estética, descuidando, en ocasiones, la construcción del suspense real. La película se queda en la superficie, ofreciendo flashes de terror que, a pesar de ser visualmente impactantes, no logran arraigar a largo plazo.

El reparto está liderado por Rebecca Gibney, quien ofrece una interpretación convincente como la madre, Helen, una mujer aparentemente tranquila pero que guarda un profundo temor. Su personaje, complejo y reservado, es el núcleo emocional de la película, y Gibney logra transmitir la fragilidad y el miedo que la carcomen. El hijo, Dylan, interpretado por Charlie Stillitano, no logra el mismo impacto, su actuación se siente algo plana y carente de profundidad. Sin embargo, la verdadera joya del reparto es Elías Koteas como Dominick, el líder de los convictos. Koteas entrega una actuación visceral y perturbadora, con una mirada que denota una maldad fría y calculada. Su personaje es, sin duda, el más memorable de la película y el que realmente eleva ciertos momentos del terror.

El guion, escrito por Chris Borrello, es donde la película falla más consistentemente. Si bien la idea inicial es sólida, la ejecución es demasiado expositiva y las conversaciones entre los personajes a menudo se sienten forzadas y poco naturales. Los convictos, en su mayoría, carecen de una motivación clara y su comportamiento a veces parece aleatorio. La película se basa demasiado en jump scares y en la sensación de amenaza constante, pero no explora las complejidades de la relación entre los personajes ni las razones detrás de sus acciones. La trama se desvía en varios momentos, introduciendo elementos innecesarios que restan coherencia a la historia. El desarrollo de la historia se siente apresurado, sin tiempo suficiente para construir el suspense o para profundizar en la psicología de los personajes.

En definitiva, "Becky" es una película con potencial que, lamentablemente, no logra alcanzarlo plenamente. Es visualmente interesante, cuenta con una actuación destacable de Elías Koteas, pero su guion torpe y su ritmo irregular la condenan a ser una experiencia frustrante para el espectador.

Nota: 6/10