Beekeeper: El protector (2024)

“Beekeeper: El Protector” es una película que, a pesar de su premisa intrigante y su ambición visual, no logra alcanzar todo su potencial. La película, dirigida con una cuidada estética por Justin Kelly, se mueve con una elegancia sombría y un pulso visceral que, sin embargo, se ve frustrado por un guion que, en ocasiones, se deja llevar por la complejidad excesiva y la falta de claridad narrativa. La historia de Adam Clay, un hombre consumido por la venganza y un antiguo agente de “Beekeeper”, se desenvuelve en un terreno de conspiraciones gubernamentales, operaciones encubiertas y un pasado traumático que le atormenta. La película logra crear una atmósfera densa y perturbadora, un ambiente donde la confianza es un lujo y la supervivencia, una constante lucha.

La dirección de Kelly es, indudablemente, uno de los puntos fuertes de la película. El uso del color, en particular el verde y el marrón, evoca una sensación de opresión y decadencia, reflejando el estado mental de Adam y el mundo que lo rodea. Hay secuencias de acción especialmente bien coreografiadas, que combinan violencia y suspense de forma eficaz, evitando caer en la glorificación de la misma. La película también explora con cierta profundidad los efectos psicológicos de la violencia y la manipulación, mostrando cómo la venganza puede corroer la identidad de un hombre. Sin embargo, la puesta en escena, aunque impecable, a veces parece ser el foco principal, dejando que el guion se sienta un poco desatendido.

El actor protagonista, Boyd Holbrook, ofrece una actuación contundente y convincente como Adam Clay. Holbrook transmite con maestría la angustia, el dolor y la determinación del personaje, logrando establecer una conexión emocional con el espectador. Sus miradas, sus gestos, incluso su forma de caminar, revelan la profunda cicatrización que atormenta a Adam. Las actuaciones de los secundarios, incluyendo a Alicia Vikander y Brett Dalton, son competentes pero no logran destacar con la misma intensidad. Dalton, en particular, juega con un carisma peligroso, pero su personaje carece de la profundidad que podría haberle dado mayor impacto.

El guion es, sin duda, el elemento más débil de la película. La trama se complica a medida que avanza, introduciendo demasiados personajes y subtramas que, en última instancia, dificultan la comprensión del mensaje principal. Si bien la idea de una organización gubernamental secreta con un pasado oscuro es prometedora, la forma en que se explora esta conspiración resulta a veces confusa y poco clara. Algunos diálogos son torpes y poco naturales, y la resolución final, aunque impactante, no aporta suficiente claridad al conflicto planteado. Se percibe la intención de ofrecer una crítica a las instituciones gubernamentales y al poder, pero la ejecución de esta idea queda, en última instancia, superficial.

A pesar de sus fallos, "Beekeeper: El Protector" es una película que ofrece un entretenimiento sólido y visualmente atractivo, con una actuación destacada de Boyd Holbrook. No obstante, la complejidad innecesaria del guion y la falta de una conexión emocional más profunda con los personajes impiden que la película alcance su máximo potencial. Es una película que invita a la reflexión, pero no tanto a la inmersión.

Nota: 6.5/10