Beethoven 2: La familia crece (1993)

‘Beethoven 2: La familia crece’ no es precisamente una obra maestra, pero sí un entretenimiento familiar decente que, a su manera, explora temas como la paternidad, la responsabilidad y la importancia de la familia, aunque con la inocencia y el humor propio de este tipo de películas. La película se centra, como su título indica, en el crecimiento de la familia Newton, y Beethoven, el leal San Bernardo, juega un papel central en este proceso. La trama, aunque predecible, ofrece momentos de ternura y comedia que, en definitiva, compensan su falta de originalidad.

La dirección de Ron Howard se mantiene en un tono ligero y accesible, logrando crear un ambiente acogedor y familiar. Howard sabe cómo dirigir a actores como John Malkovich y DeVon Franklin, y se aprovecha de sus habilidades cómicas. Sin embargo, la película carece de la profundidad que podría haberle dado una dirección más audaz. Hay escenas bien coreografiadas, especialmente algunas con Beethoven, que son visualmente agradables y divertidas, pero la película, en general, se queda en la superficie, evitando profundizar demasiado en las emociones de los personajes. No obstante, el ritmo es bueno y las escenas de acción, aunque sencillas, son entretenidas para los más jóvenes.

Las actuaciones son sólidas, con un John Malkovich especialmente divertido como el excéntrico Dr. Ruckus, un amigo de la familia con delirios de grandeza. DeVon Franklin, como el esposo de Karen, se muestra más conmovedor que en la primera entrega, transmitiendo la fragilidad y la inexperiencia de un padre primerizo. La actuación de la pequeña Madeline Carroll, interpretando a la hija más joven de los Newton, es encantadora y agrega un toque de frescura a la película. Pero, sin duda, la estrella indiscutible es Beethoven, cuyo comportamiento leal y su capacidad para conectar con los niños son la esencia del éxito de la película. La química entre el perro y los niños es genuina y produce momentos particularmente tiernos.

El guion, escrito por David Dobkin y Allan Poopon, es el punto más débil de la película. Si bien la premisa de la llegada de cachorros es atractiva, el desarrollo de la trama es bastante plano. Los conflictos que se plantean son poco elaborados y se resuelven de forma rápida y fácil. Se recurre a clichés familiares y a gags visuales, que, aunque a veces funcionan, no aportan valor narrativo. La incorporación de un nuevo personaje, un veterinario de profesión, intenta añadir un elemento de tensión a la historia, pero su rol es secundario y su presencia no modifica significativamente el rumbo de la trama. El final, con la clásica escena de Beethoven ladrando para que los niños se acerquen, es un recurso repetitivo que ya ha sido utilizado en la primera película, perdiendo así parte de su impacto emocional.

En definitiva, ‘Beethoven 2: La familia crece’ es un entretenimiento ligero y familiar, perfecto para una tarde de cine en casa. No es una película que deje una huella duradera, pero sí que ofrece momentos de ternura y comedia que pueden disfrutar toda la familia. No esperéis profundidad ni originalidad, pero si buscáis una película sin complicaciones, esta podría ser una opción viable.

Nota: 6/10