“Beginners” (2010), dirigida por Christopher Nolan, no es una película que te impacta con un espectáculo deslumbrante, sino que te envuelve con una sutileza dolorosa y una honestidad brutal. Es un retrato intimista de la pérdida, el descubrimiento y, sobre todo, la reinvención tardía de uno mismo. Nolan se aleja de sus explosivos thrilleres y se sumerge en un drama doméstico que, aunque aparentemente sencillo, está cargado de matices y profundidad emocional.
La película se centra en Oliver, interpretado magistralmente por Michael Cera. Su personaje, un joven publicista con una vida aparentemente monótona y predecible, se ve abruptamente sacudido por la repentina muerte de su padre, Hal (André Dwyer). La sorpresa, sin embargo, no reside en el fallecimiento en sí, sino en el sorprendente secreto que Hal ha guardado durante décadas: su homosexualidad. Este descubrimiento provoca una serie de eventos inesperados y, crucialmente, una conexión inesperada con Anna (Emma Stone), una joven vibrante y poco convencional que se convierte en una figura catalizadora para Oliver. La película no idealiza a Anna; es un personaje con sus propias imperfecciones, su propio sentido del humor sarcástico y una cierta rebeldía que contrastan con la inexperiencia de Oliver.
La dirección de Nolan es impecable, priorizando el ritmo pausado y la observación detallada de las interacciones entre los personajes. Evita el melodrama fácil, permitiendo que las emociones se desarrollen orgánicamente. La película se centra en la incomodidad, el silencio y la comunicación no verbal. Los planos son cuidadosamente elaborados, capturando la belleza banal de la vida cotidiana y utilizando el espacio y el tiempo para transmitir la profundidad de las relaciones entre los personajes. André Dwyer, en su breve pero memorable aparición, aporta una elegancia y una vulnerabilidad conmovedoras a su papel. La actuación de Emma Stone es brillante, aportando frescura y una vitalidad que contrasta con la inseguridad inicial de Oliver. Cera, por su parte, ofrece una interpretación sutil pero poderosa, mostrando la evolución emocional de Oliver de un hombre inseguro a alguien que se atreve a explorar sus propios sentimientos.
El guion, coescrito por Noah Baumbach y Rian Johnson, es verdaderamente el corazón de la película. Explora temas como el legado familiar, la identidad, la aceptación y la búsqueda de la felicidad en la tercera edad. No pretende dar respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre cómo redefinimos nuestro yo a lo largo de la vida y cómo las relaciones inesperadas pueden transformarnos. “Beginners” no se trata de la homosexualidad en sí, sino de cómo un acto de valentía puede inspirar a otros a tomar riesgos y a abrazar su verdad. Es una película que te invita a reflexionar sobre el valor del amor, la amistad y la aceptación en todas sus formas. Es, sin duda, una obra que perdura mucho después de que los créditos finales hayan rodado.
Nota: 8.5/10