Being Charlie (2015)

“Being Charlie” es una película que se arrastra con un ritmo deliberadamente lento, buscando la introspección en la lucha de un joven por reconectar con su familia y superar una adicción. La dirección de Mark Dean, aunque intenta generar una atmósfera onírica y melancólica, a veces se siente vacía de recursos y recurre a imágenes repetitivas que, en lugar de profundizar en la angustia de Charlie, terminan por aburrir. Su manejo del espacio y la luz es decente, y se aprecia un intento de crear una sensación de aislamiento, pero la película carece de un pulso visual fuerte que la diferencie del resto del género.

El núcleo de la historia, la relación entre Charlie (interpretado por el prometedor Jamie Clayton) y Eva (interpretada por la cautivadora Lucy Hale), es donde reside la mayor parte del interés. La química entre los dos actores es palpable y, en los momentos que se permiten desarrollar la conexión emocional, se logra un gran impacto. Sin embargo, la película no se atreve a profundizar en la naturaleza de su vínculo. La relación se presenta como algo casi predeterminado, una especie de destino inevitable, lo que diluye la tensión y el potencial dramático. Hale, en particular, da un desempeño interesante, mostrando una vulnerabilidad y una complejidad que contrastan con la aparente superficialidad de su personaje.

El guion, escrito por Michael Dougherty, es quizás el punto más débil de la película. Se basa en clichés del género y carece de originalidad. Los diálogos son a menudo torpes y poco naturales, y las situaciones se presentan de forma predecible. A pesar de la premisa, la película no explora las complejidades del tratamiento de adicciones, la dinámica familiar problemática o las razones profundas detrás de las decisiones de los personajes. Se limita a mostrar los síntomas externos, sin ofrecer ninguna reflexión significativa. El conflicto con los padres de Charlie, que debería ser el motor de la trama, se resuelve de manera abrupta y poco convincente.

Afortunadamente, la actuación de Clayton es sólida, transmitiendo con sutileza la frustración, la desesperación y la búsqueda de identidad de Charlie. Su interpretación es sutil pero efectiva, y logra que el espectador empatice con su personaje, a pesar de las deficiencias de la historia. La banda sonora, con melodías evocadoras y atmosféricas, contribuye a la atmósfera melancólica de la película, aunque a veces se siente intrusiva y desproporcionada.

En definitiva, “Being Charlie” es una película olvidable. Si bien cuenta con una buena actuación de su protagonista y una banda sonora de calidad, su guion predecible, su ritmo pausado y su falta de originalidad la condenan a ser una experiencia visualmente agradable pero emocionalmente superficial. Podría haber sido algo mucho más interesante si hubiera apostado por una dirección más audaz y un guion con mayor profundidad.

Nota: 5/10