“Believe” es una película que, a pesar de su premisa aparentemente sencilla y llena de potencial emocional, resulta un ejercicio de nostalgia y un poco decepcionante. La historia, centrada en un joven talentoso futbolista que termina en problemas por un delito menor, y la intervención de Matt Busby, leyenda de Manchester United, promete una narrativa inspiradora sobre la redención y el poder del fútbol. Sin embargo, la película carece de la profundidad y el pulido que merecía esta historia tan rica en posibilidades.
La dirección de Peter Howitt, aunque competente, se limita a pintar un cuadro polvoriento de la época. Se intenta recrear el ambiente de Manchester en los años 70, pero la estética es más visualmente recargada que auténtica, con un exceso de filtros y una iluminación que a veces distrae en lugar de sumir al espectador en la atmósfera deseada. Se nota que la película se apoya demasiado en la imagen, en la recreación del pasado, y se olvida de desarrollar una narrativa sólida. Las escenas de entrenamiento y juego, que deberían ser el corazón de la película, se ven filmadas de forma poco dinámica y, a veces, simplemente repetitivas.
La actuación de John Hurt como Matt Busby es, sin duda, el punto fuerte de la película. Hurt logra transmitir la nobleza, la sabiduría y la melancolía de un hombre que ha entregado todo a su pasión. Su interpretación es sutil y conmovedora, y su presencia en la pantalla es esencial para el desarrollo emocional de la trama. Sin embargo, el resto del elenco no logra destacar. Las interpretaciones de los jóvenes futbolistas son planas y carecen de la vitalidad que se esperaría de un grupo de muchachos en plena adolescencia. El personaje principal, interpretado por un David Morrissey que, aunque con buen carisma, no consigue conectar emocionalmente, es demasiado unidimensional.
El guion, a mi juicio, es la debilidad principal de la película. La historia avanza a un ritmo lento y pausado, casi arrastrando el pie en algunos momentos. Los diálogos son poco inspirados y, a menudo, redundantes. Se espera una exploración más profunda de las motivaciones de los personajes, de sus sueños, de sus miedos. La película se limita a ofrecer una visión superficial del pasado futbolístico, dejando de lado los conflictos internos, los dilemas morales, los aspectos más complejos de la vida de Busby y de los jóvenes jugadores. Se reduce a un relato propagandístico, un himno al trabajo en equipo, pero sin mucho sabor.
En definitiva, “Believe” es una película que podría haber sido mucho más. Con un guion más trabajado, personajes más complejos y una dirección con más recursos, habría sido una historia inspiradora y emotiva. En cambio, nos queda un relato nostálgico y, en última instancia, algo vacío. Una película que promete y no cumple plenamente.
Nota: 5/10