Belleza eterna (2020)

“Belleza eterna” es una película que, en lugar de proclamarse una comedia romántica convencional, se presenta como un retrato visceral y a menudo desorientador de la crisis existencial, disfrazado de algo más ligero y accesible. La historia de Jane, una joven artista que se ve inmersa en un torbellino emocional tras ser abandonada en el altar, no es sencilla de digerir, y el director, Chris Foggio, lo sabe. Su película no busca la resolución feliz; busca, en cambio, explorar las grietas de la soledad, la confusión y la búsqueda de sentido en un mundo que a menudo parece desorientador.

La dirección de Foggio es notablemente sutil, incluso casi experimental, en algunos momentos. Evita los clichés del melodrama, optando por un estilo visual que refleja el estado mental fragmentado de su protagonista. La paleta de colores, a menudo desaturada o con contrastes abruptos, amplifica la sensación de inquietud y la desorientación de Jane. Utiliza la cámara de forma innovadora, con tomas largas y a veces estáticas, que permiten al espectador sumergirse en la cabeza de la protagonista, captando sus pensamientos, sus recuerdos y sus obsesiones. No es una película que te mantendrá pegado a la pantalla con una trama constante; exige una atención activa y una disposición a aceptar la ambigüedad emocional.

El corazón de la película reside, sin duda, en la actuación de la joven actriz, Hannah Herzsprung. Su interpretación de Jane es absolutamente cautivadora, transmitiendo con una intensidad silenciosa la fragilidad emocional y la ira contenida de la protagonista. Herzsprung logra que el espectador sienta cada una de sus luchas internas, sus momentos de desesperación y sus intentos de encontrar un refugio en el amor, tanto real como en las fantasías más absurdas. La química entre Herzsprung y el resto del elenco es impecable, aunque muchos de los personajes secundarios, aunque interesantes en sí mismos, permanecen un poco planos, casi como reflejos de las propias inquietudes de Jane.

El guion, adaptado de una novela de la misma autora, es el punto fuerte de la película. Se adentra en territorios oscuros y perturbadores, explorando temas como la depresión, el trauma, la adicción y la relación con el pasado. La película no se rehúye a mostrar la complejidad de las relaciones familiares, revelando tanto la belleza como la crueldad que pueden existir entre los seres queridos. Sin embargo, a pesar de la profundidad de los temas tratados, la narrativa no se vuelve excesivamente densa. El guion, a pesar de sus momentos más sombríos, mantiene un hilo de humor negro que alivia la tensión y evita que la película se sumerja en el pesimismo absoluto. La historia, aunque no tradicional, es sorprendentemente humana y, en última instancia, inspiradora en su búsqueda de la aceptación y la superación personal.

Nota: 7/10