Belleza robada (1996)

“Belleza robada” (Stolen Beauty) es una película que, a pesar de sus pretensiones románticas y melodramáticas, ofrece un viaje visualmente atractivo y, en cierta medida, emocionalmente resonante. Dirigida por Sandy Lerner, la película se establece en el idílico paisaje toscano, y utiliza magistralmente el entorno como un personaje más, inundando la pantalla con colores vibrantes y luz dorada que, aunque a veces resultan excesivas, contribuyen a la atmósfera onírica y sutilmente melancólica que intenta crear.

La trama, centrada en la búsqueda de identidad y el despertar de la pasión, se apoya en el encuentro fortuito de Amy (Liv Tyler), una joven americana recientemente afligida por la muerte de su madre, con la familia Wells, un grupo de personajes excéntricos pero profundamente unidos. Las actuaciones son, en general, sólidas. Liv Tyler aporta una vulnerabilidad creíble a Amy, capturando la complejidad de su duelo y su anhelo por respuestas. Jeremy Irons, como el autor moribundo, es especialmente destacable. Su interpretación es sutil, pero llena de matices, transmitiendo la sabiduría de un hombre que se acerca al final de su vida y que, sin embargo, se siente forzado a mantener un oscuro secreto. El resto del reparto, incluyendo a Frank Langella como el patriarca de la familia, contribuye con personajes memorables y a veces cómicos, pero a veces ligeramente caricaturescos.

Sin embargo, la película no está exenta de debilidades. El guion, aunque intenta abordar temas como el luto, el amor y la búsqueda de la identidad, a veces se siente previsible y demasiado confeso. Las convenciones del melodrama son evidentes y, en ocasiones, se palpa el intento de la película por evocar emociones fuertes, lo que, en lugar de ser conmovedor, puede resultar un poco forzado. La resolución del misterio central – la identidad del padre de Amy – es algo anticlimática y carente de la profundidad que la trama merecía. La película prefiere la resolución directa a la exploración de las consecuencias emocionales del secreto. Además, el ritmo es desigual, con momentos de gran belleza y otros de lentitud innecesaria.

No obstante, "Belleza robada" posee una atmósfera particular que, a pesar de sus fallos, resulta atractiva. La película se beneficia de la belleza del paisaje toscano, que proporciona un telón de fondo perfecto para la historia de amor y descubrimiento. El uso de la música es, en general, apropiado y complementa la emoción de la narrativa. En definitiva, “Belleza robada” es una película con potencial, que, aunque no alcanza la excelencia, ofrece un entretenimiento visualmente agradable y una reflexión sobre la importancia de los lazos familiares y los secretos guardados. La actuación de Jeremy Irons es una verdadera joya dentro de la producción.

Nota: 6/10