Benediction (2021)

“Benediction” es un retrato desolador y profundamente conmovedor del poeta Siegfried Sassoon, interpretado magistralmente por Jack Lowden. La película, dirigida con sensibilidad por Emmanuel Carrère, no busca glorificar la guerra, sino explorar su impacto psicológico en un hombre que, a pesar de sus hazañas militares y su aclamación social, se enfrenta a una tormenta interna de culpa, trauma y la ineludible búsqueda de sentido. El cineasta evita los clichés bélicos, concentrándose en la silenciosa angustia de Sassoon, a medida que el espectador se adentra en sus recuerdos fragmentados y sus luchas personales.

La película se estructura como una serie de flashbacks, que fluyen como recuerdos que emergen a través de la vida adulta de Sassoon. Estos fragmentos, aunque a veces desordenados y no linealmente cronológicos, construyen una imagen compleja de un hombre dividido. La dirección de fotografía es exquisita, utilizando la paleta de colores, especialmente en los flashbacks, para evocar la atmósfera opresiva del frente de batalla, pero también la melancolía persistente del presente. La banda sonora, compuesta por Jóhann Jóhannsson (en sus últimos trabajos, lamentablemente), complementa la narrativa visual con una música minimalista y evocadora, que intensifica la sensación de soledad y desasosiego.

La interpretación de Lowden es, sin duda, el corazón de la película. Captura la vulnerabilidad y la intensidad de Sassoon con una sutileza impresionante. Su mirada transmite tanto el orgullo de un soldado condecorado como el tormento de una conciencia atormentada. El resto del reparto, incluyendo Peter Capaldi como el padre de Sassoon, brilla también, aunque no siempre logran la misma profundidad emocional que Lowden. La relación con su padre es particularmente notable, marcada por un respeto tácito pero también por un profundo aislamiento.

El guion, adaptado de la biografía de David Jones, es sutil y evita juzgar a Sassoon. En lugar de ofrecer explicaciones fáciles, la película se centra en los síntomas de su trauma, sus intentos fallidos de encontrar consuelo en diferentes vías (la religión, el matrimonio, incluso la amistad) y su lucha constante con su propia identidad. Hay una cierta tristeza inherente en la película, una sensación de que Sassoon nunca realmente encuentra la paz. El filme no intenta narrar su vida completa, sino más bien encapsular un momento crucial de su existencia, donde la guerra lo ha transformado de manera irreversible. La película, aunque a veces lenta y contemplativa, es una meditación poderosa sobre el precio de la guerra y las consecuencias del trauma, y el legado de un hombre que se sintió irrevocablemente marcado por ella.

Nota: 8/10