Benim Dünyam (2013)

“Mi Mundo” (Benim Dünyam) no es un drama fácil. Es un viaje visceral, profundamente emotivo y, en ocasiones, incómodo, a través del alma de Ela (Beren Saat), una joven cuya vida se ve destrozada por una enfermedad que le niega la vista y el sonido. La película de la directora Ceylan Çapa se adentra en la oscuridad de la pérdida y el aislamiento, pero también en la tenacidad del espíritu humano y la búsqueda de significado, ofreciendo una experiencia cinematográfica que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

La película construye su narrativa lentamente, permitiéndonos sentir la desesperación y la confusión de Ela en el arranque. La actuación de Beren Saat es, sin duda, el corazón de la película. Ella no solo encarna la fragilidad física de su personaje, sino que también transmite con una honestidad brutal la angustia emocional y la lucha por mantener la esperanza. Su interpretación es sutil pero poderosa, evitando caer en el melodrama fácil y permitiendo que la frustración y la ira de Ela resalten con una fuerza innegable. No se trata solo de interpretar la ceguera, sino de internalizarla, de reflejarla en cada gesto y en cada mirada.

Pero "Mi Mundo" no se queda en la mera tragedia individual. La introducción del profesor Ahmet (Uğur Yücel) – un personaje complejo, enigmático y aparentemente desconectado de la realidad – introduce una nueva capa de complejidad a la historia. Su presencia no es meramente terapéutica; es una exploración de las diferentes maneras de entender el mundo y de lidiar con el dolor. Uğur Yücel ofrece una actuación brillante, con una mezcla de humor, melancolía y sabiduría que desafía al espectador a cuestionar sus propias preconcepciones. La relación que se desarrolla entre Ahmet y Ela es el núcleo de la película, y se construye con una sensibilidad notable, evitando clichés y explorando las dinámicas de poder y la necesidad de conexión.

La dirección de Ceylan Çapa es impecable. Utiliza la fotografía, la luz y el sonido (aunque la audición sea limitada, se compensa con el silencio) para crear una atmósfera de profunda melancolía y vulnerabilidad. La película no rehuye los momentos difíciles, mostrando la desaprobación familiar y las limitaciones que enfrenta Ela con una crudeza que puede ser perturbadora, pero que también es esencial para comprender la magnitud de su lucha. El guion, adaptado de la novela turca homónima, es inteligente y ambicioso, explorando temas como la aceptación, la redención, la discapacidad y el concepto de “mundo”. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana y la importancia de encontrar un propósito, incluso en las circunstancias más adversas.

A pesar de su tono sombrío, “Mi Mundo” es una película profundamente esperanzadora. No se trata de un cuento de hadas, sino de una historia sobre la resiliencia del espíritu humano, la capacidad de encontrar la belleza en la oscuridad y la importancia de valorar cada momento. Es una obra que merece ser vista y discutida.

Nota: 8/10