Bent, plan de venganza (2018)

“Bent, Plan de Venganza” es una película que se atreve a abrazar la oscuridad y la brutalidad, aunque a veces tropieza con su propia ambición. Dirigida por Martin Borgmann, la película no busca la espectacularidad estilizada del cine de acción moderno; en cambio, ofrece una experiencia visceral y claustrofóbica, construida sobre una atmósfera de desconfianza y paranoia que resulta sorprendentemente efectiva.

Karl Urban, como Danny Gallagher, está en su elemento. Su personaje es un hombre roto, marcado por la injusticia y consumido por el dolor. Urban ofrece una actuación cautivadora, transmitiendo tanto la desesperación del hombre caído en desgracia como la frialdad calculadora del vengador. No se trata de un héroe simpático, sino de un individuo pragmático que recurre a la violencia como último recurso. La fragilidad emocional de Gallagher se ve matizada por una determinación implacable, un equilibrio que Urban maneja con maestría. Su interpretación no es grandilocuencia, sino una sutil y constante acumulación de tensión, una mirada que revela tanto la rabia interna como el cansancio.

La dirección de Borgmann es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Evita las soluciones fáciles y las convenciones del género. La trama se desarrolla en espacios reducidos, oficinas polvorientas y bares sórdidos, lo que intensifica la sensación de encierro y peligro. Borgmann utiliza con inteligencia la luz y la sombra, creando imágenes inquietantes que reflejan el estado psicológico de los personajes. La película no depende de efectos especiales llamativos, sino de la sugerencia y la atmósfera, forjando una experiencia visualmente impactante. La fotografía, a menudo en tonos apagados y con una paleta de colores fría, refuerza la sensación de desolación y fatalidad.

El guion, aunque contundente en su desarrollo de la venganza, se enfrenta a algunos problemas de ritmo. A medida que la trama avanza, la tensión se mantiene, pero hay momentos en los que la película se estanca, con diálogos excesivamente expositivos que interrumpen la fluidez de la historia. La idea central, la manipulación de pruebas para incriminar a un compañero, es sólida y genera un conflicto moral interesante, pero la ejecución no siempre es impecable. Sin embargo, el desarrollo de las relaciones entre los personajes, especialmente la dinámica entre Danny y un detective rival (interpretado de manera sólida por David Strathairn), aporta profundidad a la narrativa y añade capas de complejidad a la historia.

En definitiva, "Bent, Plan de Venganza" es una película que ofrece una visión oscura y realista de la venganza, con una sólida actuación de Karl Urban y una dirección inteligente. Aunque no es una obra maestra, sí es una experiencia cinematográfica que vale la pena ver, especialmente para aquellos que aprecien el cine noir moderno con un toque de thriller psicológico.

Nota: 7/10