Bereavement (2010)

“Bereavement”, la nueva cinta de Mike Flanagan, no es un ejercicio de terror visceral, sino una lenta y aterradora exploración de la pérdida, el trauma y la manipulación infantil. Más que una presecuela de “Malevolence”, como se promocionó inicialmente, esta película se erige como un estudio de personaje obsesivo centrado en Martin Bristol, un niño de seis años que se ve arrancado de su vida familiar y arrastrado a un mundo de horror bajo la tutela de Graham Sutter. Flanagan, conocido por su maestría en el terror psicológico, despliega aquí una narrativa sombría y perturbadora, construida con una meticulosa lentitud que, si bien puede frustrar a algunos espectadores, es fundamental para el efecto devastador que busca conseguir.

La dirección de Flanagan es, como siempre, impecable. Utiliza la cámara de manera magistral, empleando primeros planos que capturan la inocencia infantil de Martin, contrastándola con la creciente oscuridad que lo rodea. La paleta de colores, inicialmente cálida y familiar, se desvanece gradualmente, reflejando la pérdida de la luz y la esperanza. La banda sonora, compuesta por William Brent Martin, es inquietante y evocadora, intensificando la atmósfera opresiva y subyacente de la película. Flanagan logra crear un espacio visual que se siente tanto real como onírico, dejando al espectador constantemente en un estado de incertidumbre.

La actuación de Charlie Heaton como Martin Bristol es el corazón de la película. Heaton, conocido por su papel en “Stranger Things”, ofrece una interpretación visceral y conmovedora, transmitiendo la vulnerabilidad, el miedo y la creciente desesperación del niño a medida que se revela la verdad sobre su mentor. El resto del reparto, incluyendo a Kyle Chandler como el padre de Martin, ofrece interpretaciones sólidas y naturales, complementando la actuación central sin restarle protagonismo. La dinámica entre Heaton y Chandler es particularmente convincente, capturando la angustia y el dolor de una familia desintegrada.

El guion, a menudo considerado una debilidad en el cine de Flanagan, en este caso es sorprendentemente sólido. Flanagan se enfoca en el proceso de manipulación psicológica de Sutter, no en los actos de violencia en sí. La película no es un festín de sangre, sino un análisis sutil y perturbador de la capacidad de una persona para destruir la inocencia. Las escenas que muestran la manipulación de Martin son especialmente inquietantes, construidas con una lentitud deliberada que enfatiza el impacto emocional en el niño. La película plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza de la autoridad, el abuso de poder y la fragilidad de la infancia. Si bien el ritmo pausado puede alejar a algunos, el guion es inteligente, evocador y, en última instancia, profundamente conmovedor.

“Bereavement” no es una película para todos. Es un filme denso, inquietante y, a veces, difícil de ver. Sin embargo, es una obra maestra del terror psicológico, que explora la oscuridad del alma humana con una sensibilidad y una honestidad excepcionales. Es una película que permanecerá en la memoria del espectador mucho después de que se termine la proyección, recordándonos el costo de la pérdida y la fragilidad de la infancia.

Nota: 8/10