Bésame antes de morir (1991)

“Bésame antes de morir” no es solo una película de Hitchcock, es una disección implacable de la ambición, la manipulación y la fragilidad del amor. La película, adaptada de la obra de Shakespeare “La tempestad”, se siente familiarmente helada, evocando la atmósfera claustrofóbica y el suspense constante que caracterizan al maestro del suspense. Más allá de la narrativa intrincada, lo que realmente cautiva es la forma en que la película explora la psicología de sus personajes, especialmente a través de la actuación de Warren Beatty, quien encarna a Jonathan Corliss con una mezcla de arrogancia, desesperación y una inquietante ambigüedad moral. Beatty no se limita a interpretar a un villano; construye un hombre con una vulnerabilidad inquietante, un hombre que cree genuinamente que está salvando a su futura esposa y a sí mismo, y que justifica sus actos con una lógica retorcida.

La dirección de Robert Aldrich es magistral. Cada plano está cuidadosamente calculado para intensificar la tensión y revelar, sutilmente, las verdaderas motivaciones de los personajes. Aldrich domina el uso de la cámara, empleando ángulos inusuales y movimientos deliberados para desorientar al espectador y reflejar el estado mental de Corliss. El vestuario y la producción, con sus colores apagados y su atmósfera de opulencia decadente, contribuyen a crear un ambiente sombrío y opresivo que se adhiere como una segunda piel a los personajes. El uso de la música, a menudo silente, se convierte en un elemento crucial para construir la atmósfera de suspense y anticipación. Aldrich no ofrece explicaciones; se limita a presentar la situación y dejar que el espectador juzgue.

Sin embargo, la fuerza de la película reside también en la ambigüedad del guion. Si bien Corliss es claramente el antagonista, la película nunca lo reduce a un simple monstruo. La relación de Corliss con Ellen (Leslie Caron) es una red de engaños y falsedades, pero también contiene momentos de genuina conexión y, posiblemente, un atisbo de arrepentimiento. Caron ofrece una actuación sutil pero poderosa como Ellen, una mujer en busca de la verdad que, a pesar de su dolor y desesperación, mantiene una persistente esperanza y una firme resolución. La relación entre las hermanas, construida a través de cartas y un lenguaje corporal silencioso, es el corazón emocional de la película. No se trata de un romance, sino de una compleja dinámica de desconfianza, celos y una necesidad innegable de conexión.

No obstante, la película no está exenta de ciertas limitaciones. El ritmo, en algunas escenas, puede sentirse un poco lento, y algunos diálogos resultan un poco torpes. Algunos críticos han argumentado que la película se centra demasiado en la manipulación y el suspenso, descuidando el desarrollo de la trama principal. Sin embargo, estas son quejas menores que no impiden que “Bésame antes de morir” siga siendo una obra maestra del suspense psicológico, un estudio fascinante sobre la naturaleza del deseo, la ambición y las consecuencias de las decisiones que tomamos. Es un recordatorio inquietante de que el corazón humano puede ser el lugar más oscuro y peligroso de todos.

Nota: 8.5/10