Bésame y esfumate (1982)

“Bésame y esfumate” (Beside the Dark) es una película que se ancla en una atmósfera gótica, evocadora y que, a pesar de no ofrecer giros argumentales espectaculares, logra mantener al espectador cautivo gracias a una dirección cuidada y a una actuación magistral de la protagonista, Kate Bosworth. La película, dirigida por Michael Almquist, se distingue por su estética, una combinación de negro y blanco que intensifica la sensación de melancolía y misterio que impregna la trama. La paleta cromática, junto con la fotografía en blanco y negro, no solo es visualmente atractiva, sino que también contribuye a reforzar la idea de que la historia se desarrolla en un espacio entre el recuerdo y la realidad, una zona de incertidumbre donde la verdad es subjetiva.

Kate Bosworth, en un papel que demanda una gran dosis de vulnerabilidad y emotividad, ofrece una interpretación que define la película. Su Kay es un personaje roto, consumido por el duelo y la obsesión. La actriz logra transmitir a la perfección la confusión, el miedo y la desesperación de una mujer que lucha contra sus propios demonios y contra una presencia fantasmagórica que amenaza con desestabilizarla. Bosworth no se limita a interpretar; se convierte en Kay, en su dolor, en su anhelo y en su creciente paranoia. La química entre ella y el fantasma de Jolly, aunque invisible para los demás, es palpable y se materializa en una danza de miradas y gestos que son, a la vez, inquietantes y conmovedores. La actuación de Bosworth es el corazón de la película y la que, sin duda, la eleva por encima de una narrativa a veces lenta y predecible.

El guion, escrito por Michael Almquist, se centra en la exploración del luto y la memoria, elementos que se entrelazan de manera magistral. Si bien el ritmo es pausado, lo cual puede resultar un obstáculo para algunos espectadores, permite profundizar en la psicología de los personajes y en la atmósfera inquietante de la casa. La película no se dedica a ofrecer explicaciones fáciles ni a entregar respuestas claras. En cambio, se centra en la experiencia subjetiva de Kay, en su lucha interna y en la sensación de que está siendo observada por algo que no puede ver. La ambigüedad es un elemento central, y esa decisión, si bien arriesgada, es precisamente lo que le da a la película su particular fuerza. Sin embargo, a veces la narración se pierde en detalles poco relevantes, dejando que el elemento principal, el conflicto emocional, se desvíe de su propio camino.

A pesar de algunos desvíos en el ritmo, "Bésame y esfumate" es una película inquietante y evocadora, que se presta a la reflexión sobre el duelo, la memoria y la naturaleza de la realidad. La dirección de Almquist, la actuación de Bosworth y la atmósfera gótica y melancólica son sus principales fortalezas. Es una película que te quedará en la mente, invitándote a cuestionar lo que es real y lo que no lo es. Es una experiencia cinematográfica recomendable para aquellos que buscan un cine que invite a la introspección y que no se preocupe por complacer a todos con un final feliz.

Nota: 7/10