Los Visitantes (1988)

“Los Visitantes” (The Visitors) no es un escalofriante thriller sobrenatural en el sentido tradicional del término. Es, en cambio, una película deliberadamente inquietante, un estudio del miedo psicológico y la fragilidad de la familia. La dirección de David Moreau y Stéphane Rozalski se centra en la atmósfera, creando una sensación constante de incomodidad que se instala en el espectador desde los primeros minutos. No se apresuran en revelar la naturaleza de la amenaza, permitiendo que el suspense se construya lentamente a través de imágenes sugerentes y una banda sonora omnipresente que se entrelaza sutilmente con los sonidos que atormentan a la familia Grant.

La película se beneficia enormemente de las actuaciones de los actores principales. Tom Taylor como Frank Grant ofrece una interpretación convincente de un hombre que, inicialmente, se presenta como un padre preocupado pero que, poco a poco, sucumbe a la paranoia y a la incredulidad. Su transformación, aunque un tanto exagerada en algunos momentos, es el motor emocional de la historia. Sadie Sink, como Sara, aporta una vulnerabilidad palpable a su personaje, retratando con sutileza el miedo que la consume y su lucha por proteger a sus hijos. Sin embargo, la verdadera joya de la película son los dos hijos, Alex y Emma, interpretados por los gemelos Dylan Gardner y Josh Tillstrom. Su actuación es especialmente efectiva, con un naturalismo que transmite una genuina sensación de confusión y terror. Se siente que realmente están experimentando algo inexplicable, lo cual añade una capa de realismo a la narrativa.

El guion, aunque a veces recae en tropos del género y en algunos giros argumentales predecibles, se beneficia de una trama no lineal que mantiene al espectador constantemente a la defensiva. La alternancia entre la realidad y las visiones de los niños genera confusión y desorientación, dificultando la construcción de una narrativa lineal. Esto, paradójicamente, funciona a favor de la película, ya que el espectador se ve obligado a cuestionar lo que es real y lo que no lo es. El uso del flashback, aunque implementado en ocasiones de forma un poco artificiosa, es crucial para comprender la historia del pasado de la familia y, por ende, de la entidad que los acecha. El enfoque no está en mostrar demonios o monstruos tangibles, sino en explorar los traumas emocionales y los miedos internos que pueden manifestarse de maneras perturbadoras. La película se atreve a insinuar que el verdadero horror reside en la mente humana.

A pesar de algunos momentos de ritmo lento y un final que, para algunos, podría considerarse un tanto abrupto, “Los Visitantes” logra generar una experiencia cinematográfica inquietante y memorable. Es una película que, más que dar respuestas, plantea preguntas sobre la naturaleza del miedo, la memoria y el poder destructivo de los secretos familiares. Es una película que, después de verla, te quedará resonando en la cabeza mucho tiempo después de que los créditos hayan terminado. La ambientación, la banda sonora y la dirección son los pilares que sostienen una historia que busca más el impacto emocional que la explicación lógica.

Nota: 7/10