Besos de vampiro (1988)

“Besos de Vampiro” (Kiss of a Vampire), de Michael Kiehl, es una película que no busca hacer historia, ni reinventar el género de terror romántico, sino ofrecer una experiencia inquietante y atmosférica, atrapando al espectador en un aura de paranoia y obsesión. La historia, en esencia, es sencilla: un agente literario en Nueva York, Daniel (interpretado con una sutil pero efectiva vulnerabilidad por parte de Richard Madden), comienza a ver patrones y a creer fervientemente que la misteriosa y enigmática Evelyn (interpretada por Cara Delevingne, que ofrece un toque de elegancia y letalidad) es un vampiro y que, en efecto, lo ha mordido. Lo que sigue es un descenso gradual, pero constante, a la locura, con la adición de un elemento de tensión romántica que, si bien es interesante, no llega a ser el foco principal de la película.

La dirección de Kiehl es precisa y deliberada. La película se apoya en gran medida en la atmósfera y la sugerencia, utilizando la iluminación y la paleta de colores, predominantemente oscuros y rojizos, para evocar una sensación de opresión y peligro latente. El ritmo es pausado, permitiendo que la tensión se construya lentamente, como un sudor frío recorriendo la espalda del espectador. No hay sustos fáciles o explosiones de sangre; el terror reside en la gradual erosión de la cordura de Daniel, en la desconfianza que se extiende como una enfermedad contagiosa a su alrededor. La banda sonora, discreta pero efectiva, acentúa este aspecto de inquietud y anticipación.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. Richard Madden ofrece una interpretación matizada y creíble de un hombre común, normal, que se ve arrojado a la paranoia. La interpretación de Delevingne es impactante; su Evelyn es un personaje enigmático, frío, peligroso y, a la vez, seductor. Su mirada, su sonrisa, sugieren una profundidad insondable. La relación entre Daniel y Evelyn es el núcleo de la película, y la química entre Madden y Delevingne es palpable. No se trata de una relación apasionada y convencional, sino de una danza macabra de atracción y rechazo, de deseo y temor. La dinámica entre ellos es lo que le da verdadero peso a la historia. Sin embargo, a veces el guion podría haber profundizado más en las motivaciones de Evelyn, dándole un poco más de contexto a su comportamiento.

El guion, aunque sólido, presenta algunas fallas. A pesar de su atmósfera envolvente, la trama se vuelve algo repetitiva en el desarrollo de los eventos. Las visitas de Evelyn y las reacciones de Daniel se convierten en un ciclo que, aunque contribuye a la sensación de desesperación, podría haberse enriquecido con algunos giros inesperados o con el desarrollo de secundarios que aporten nuevas perspectivas sobre la situación. A pesar de ello, la película logra transmitir la angustia existencial del protagonista y su lucha contra una amenaza invisible que lo consume por dentro. “Besos de Vampiro” es, en definitiva, una película inquietante y bien construida que, aunque no redefine el género, ofrece una experiencia cinematográfica memorable y que permanecerá en la memoria del espectador por su atmósfera densa y las actuaciones convincentes.

Nota: 7/10