Bestias del sur salvaje (2012)

“Bestias del Sur Salvaje” es, ante todo, una experiencia sensorial abrumadora. La película de Charlotte Wells no pretende contar una historia convencional; en lugar de ello, sumerge al espectador en la atmósfera húmeda y melancólica de la Luisiana rural, una realidad palpable que se siente tan real que a veces parece sacada de un recuerdo. Wells, a sus apenas 29 años, demuestra una maestría desarmante en la dirección, creando una narrativa visualmente poderosa que oscila entre lo onírico y lo cotidiano.

La película se centra en Hushpuppy, interpretada de una manera que desafía cualquier expectativa por parte de Kylie Demure. Su actuación es sutil, casi invisible en el mejor de los casos, pero sumamente efectiva. No se trata de una niña que actúa, sino de una niña que *es*. Demure captura la inocencia, la curiosidad y la fragilidad de la infancia con una naturalidad que roza lo inquietante. El resto del elenco, especialmente los padres interpretados por Brian Tyree y Shea Whigham, contribuyen a la atmósfera de quietud y resignación que impregna la película. Sus interpretaciones, a menudo silenciosas y contemplativas, refuerzan la sensación de estar presenciando un momento efímero, una instantánea del tiempo que se desvanece.

El guion, adaptado de un guion de Greta Gerwig, es una maravilla de sutileza. Wells evita el sentimentalismo barato y las explicaciones directas, permitiendo que la historia se desarrolle a través de pequeños detalles, miradas y silencios. Las conversaciones, cuando ocurren, son breves y significativas, revelando las complejidades de la relación entre Hushpuppy y su padre. La película no se centra en el *qué* ocurre, sino en el *cómo* se siente. La belleza de la historia reside en su capacidad para evocar emociones profundas y complejas, como la pérdida, el amor incondicional y la inevitabilidad del tiempo. El uso de la fotografía, con sus paletas de colores desaturados y su enfoque en la luz natural, contribuye enormemente a esta atmósfera contemplativa.

No obstante, la película no es para todo el mundo. Su ritmo pausado y su falta de trama convencional pueden frustrar a aquellos que buscan una narrativa más estructurada. Algunos espectadores podrían considerar que la película es demasiado contemplativa y que carece de un final satisfactorio. Sin embargo, para aquellos dispuestos a dejarse llevar por su flujo natural, “Bestias del Sur Salvaje” es una experiencia cinematográfica profundamente conmovedora y memorable. Es una película que te atrapa en su encanto silencioso y te deja reflexionando sobre la fragilidad de la vida y la importancia de los pequeños momentos. Es una obra que se queda con el espectador mucho después de que las luces se encienden, un recordatorio de la belleza en la imperfección y el poder de la observación.

Nota:** 8/10