“Beyond Skyline” se presenta como una extensión, y a veces una dilución, de la prometedora franquicia original. Si bien la premisa - una nave alienígena oscura el cielo y desencadena una guerra por la supervivencia de la humanidad - tiene el potencial de ser visualmente impactante y narrativamente emocionante, la película finalmente se queda a medio camino entre la ambición y la ejecución. La dirección de David Petrarca se muestra competente, logrando mantener un ritmo trepidante en las secuencias de acción, con coreografías que aprovechan al máximo los efectos especiales y la escala de las batallas. Sin embargo, esa misma velocidad a menudo se traduce en una falta de desarrollo para los personajes y un guion que recurre con demasiada frecuencia a clichés del género de ciencia ficción.
Las actuaciones son, en general, sólidas, aunque ninguna alcanza la altura de las interpretaciones de la primera entrega. Mark Strong, como el detective Korley, ofrece un papel central que, aunque bien escrito, no le permite explorar el peso emocional de su situación. Lejos de ser un héroe desgastado por la vida, Korley se siente a menudo como un simple ejecutor, obligado a tomar decisiones difíciles sin que se profundice en su conflicto interno. Las actuaciones de los actores secundarios, que conforman un elenco internacional interesante, son correctas, pero se ven relegadas a papeles de relleno que no les permiten mostrar su potencial. Especialmente notables son las interpretaciones de los jóvenes protagonistas, que aportan frescura a la historia aunque, nuevamente, carecen de profundidad.
El verdadero problema de “Beyond Skyline” radica en su guion. Si bien las escenas de combate interestelar son visualmente impresionantes y llenas de efectos especiales de vanguardia, la trama se siente predecible y desprovista de la originalidad que caracterizó la primera película. El concepto de la “Gran Colisión”, la causa del descenso de la nave alienígena, se explica de manera rápida y superficial, sin ofrecer ninguna justificación convincente. Los diálogos son a menudo expositivos y carecen de la sutileza que permitiría a la película explorar temas más profundos, como la responsabilidad, el sacrificio o la humanidad frente a la amenaza existencial. El guion se aferra a la fórmula del "invasor desconocido" sin aportar nada nuevo a la conversación sobre la ciencia ficción bélica.
A pesar de sus fallos, “Beyond Skyline” es una película entretenida para aquellos que buscan acción y espectáculo visual. Sin embargo, no logra alcanzar el nivel de la original “Skyline” y, en muchos aspectos, se siente como una copia barata de éxitos anteriores del género. La promesa de una expansión del universo original se ve, en última instancia, eclipsada por una ejecución mediocre y una falta de visión. Es una película que se disfruta mejor como un simple entretenimiento nocturno, sin grandes pretensiones literarias ni narrativas.
Nota: 6/10