Bichos raros (2007)

“Bichos Raros” (Weirdo) es una película que se aferra a lo inusual como un crustáceo a una roca en un océano implacable. Dirigida por Gareth Edwards, se sitúa en la corriente de la comedia romántica subversiva, con un toque de sensibilidad y un dejo de melancolía que la diferencian de la producción masiva. La película, estrenada en 2005, explora la soledad y el anhelo de conexión en un mundo que a menudo nos exige encajar en moldes predefinidos. La historia, aunque sencilla en su premisa, es sorprendentemente eficaz en la construcción de sus personajes y en la transmisión de sus inquietudes.

El guion, escrito por Edwards y Ben David sobre el que se basa la historia, es sorprendentemente directo y se centra en la evolución de Lily (Olivia Wilde), una joven extremadamente introvertida que encuentra un hilo de esperanza en la llegada de Jarrod (Dane Dehaan), un inadaptado aún más peculiar que ella. La química entre los dos actores es fundamental para el éxito de la película. Dehaan, en particular, ofrece una interpretación sólida, dotando al personaje de una vulnerabilidad y una torpeza encantadora. Wilde, por su parte, logra transmitir la complejidad de Lily, mostrando su timidez no como una debilidad, sino como una defensa, un escudo ante un mundo que la ha rechazado. La película no se limita a la comedia; se atreve a insinuar una profunda tristeza subyacente en las vidas de sus protagonistas, reflejada en la atmósfera visual que Edwards consigue crear.

Edwards, conocido por su trabajo en fotografía en películas como “El Laberinto del Fauno”, demuestra su dominio visual desde el principio. La película está bañada en una paleta de colores apagados, predominando los tonos grises y azules, que reflejan el aislamiento y la melancolía de los personajes. La fotografía, combinada con una banda sonora evocadora, contribuye a la atmósfera onírica y particular de la película. La dirección es contemplativa, permitiendo que los personajes respiren y que el espectador se sumerja en sus vidas. Se deja bastante tiempo a la introspección, lo que le da a la película un ritmo pausado pero efectivo. Es una película que invita a la reflexión sobre lo que significa ser diferente, y si esa diferencia es algo que hay que ocultar o abrazar.

Si bien la película no es una obra maestra de la narrativa, sí es un ejercicio interesante en la construcción de personajes y en la exploración de la soledad. La película, aunque no llega a sorprender, lo hace de una manera discreta y efectiva, dejando una huella sutil en el espectador. Es una comedia que, debajo de su apariencia de trivialidad, plantea preguntas importantes sobre la aceptación, el amor y la búsqueda de la identidad. Un trabajo de Gareth Edwards que, a pesar de sus limitaciones, consigue ofrecer una visión particular y conmovedora de la vida de aquellos que se sienten "bichos raros".

Nota: 7/10