Big George Foreman (2023)

“Big George Foreman” no es simplemente la historia de un boxeador, sino un retrato conmovedor y a veces sorprendente de la resiliencia humana. La película, dirigida con sensibilidad por Sylvester Stallone, se adentra en la vida de un hombre que trascendió sus adversidades para convertirse en un ícono deportivo y, posteriormente, en un pastor evangélico. La película no se centra tanto en las explosiones del ring – aunque hay momentos de acción que, aunque no son espectaculares, cumplen su función– sino en la evolución de Foreman, un viaje marcado por la pobreza, el dolor y la búsqueda de significado.

La actuación de Sylvester Stallone es, sin duda, la piedra angular de la película. Stallone ha demostrado su versatilidad como actor y aquí, en el papel de George Foreman, ofrece una interpretación magnífica. Evoca con maestría la dureza de la infancia de Foreman, la frustración de sus oportunidades limitadas y la rabia contenida que alimenta su ambición. Lo más interesante es cómo Stallone no cae en la caricatura, sino que muestra la humanidad de Foreman, su vulnerabilidad y su creciente búsqueda espiritual. La transformación de Foreman, pasando del boxeador combativo al hombre de fe, se representa de forma creíble y gradual. Sin embargo, la película podría haberse beneficiado de un tratamiento más sutil de este cambio, a veces acelerado por la narrativa.

El guion, a pesar de tener momentos brillantes, ocasionalmente se siente un poco forzado y simplista. La película se basa en un relato autobiográfico, y se nota el intento de condensar una vida excepcionalmente compleja en un formato cinematográfico. Se incluyen elementos de drama familiar, política y fe, pero algunos de ellos se presentan de forma superficial, sacrificando la profundidad por la rapidez. La exploración de la vida de Foreman en su comunidad de Chicago y su lucha por ayudar a los pobres es particularmente interesante, pero podría haber sido desarrollada con mayor detalle. La película se pierde a veces en momentos de melodrama, obviando las sutilezas de la relación entre Foreman y su hijo, George Junior.

A pesar de estas imperfecciones, “Big George Foreman” es una película que resuena profundamente. La banda sonora, con canciones que evocan la época y la cultura de Foreman, es efectiva y contribuye a la atmósfera general. El vestuario y la producción, en general, son impecables, logrando recrear la época de Foreman con autenticidad. La película se plantea preguntas importantes sobre la fe, la redención y la importancia de la comunidad, elementos que, si bien no son nuevos en el cine, están presentados con una sensibilidad que invita a la reflexión. La película, en definitiva, es un tributo a un hombre singular que, más allá de sus logros deportivos, personificó la esperanza y la perseverancia.

Nota: 7/10