Billy Bathgate (1991)

“Billy Bathgate” es, sin duda, una película que se erige como un ejercicio de paciencia cinematográfica y un retrato ambicioso, aunque no siempre exitoso, de la ascensión al poder en el submundo del crimen de Nueva York en los años 20. Dirigida por William Wyler, la película no se centra en la acción frenética típica del género, sino en la lenta y metódica construcción del personaje de Billy Bathgate, interpretado con una notable sutileza por Robert Mitchum. La película, adaptada de la novela homónima de Wade Bradford, exige al espectador un compromiso temporal, una entrega a la atmósfera opresiva y a las conversaciones pausadas que definen el mundo de la mafia. Esta elección estilística, aunque admirable en su intento de autenticidad, puede resultar un obstáculo para aquellos que buscan una narrativa más dinámica.

La dirección de Wyler es impecable en la recreación de la época y en la atmósfera general. Se siente palpable la corrupción y la ley del más fuerte que imperan en el barrio donde Billy se mueve. Los exteriores, especialmente, son espléndidos y evocadores, mostrando la opulencia que contrasta con la miseria que se esconde bajo la superficie. Sin embargo, la película a veces se pierde en descripciones excesivas, en detalles que, aunque correctos, ralentizan el ritmo y diluyen el impacto emocional. La banda sonora, aunque discreta, complementa de forma efectiva la sensación de inquietud que impregna la trama.

Robert Mitchum, en un papel que se ajusta a su estilo característico, ofrece una actuación magnética. Su Billy Bathgate es un hombre ambicioso y moralmente ambiguo, un observador astuto que aprende a desenvolverse en un entorno peligroso, pero sin llegar a ser un héroe. Su mirada transmite una mezcla de ambición, cautela y, en ocasiones, un ligero dejo de arrepentimiento. Las interpretaciones de los secundarios, incluyendo a Marlene Dietrich como la enigmática y peligrosa "La Gata", también son sólidas y contribuyen a dar vida al mundo turbulento de la película.

El guion, adaptado de una novela compleja, se centra en la psicología de Billy, explorando sus motivaciones y su gradual desintegración moral. La película no busca juzgar a sus personajes, sino analizar sus acciones y las consecuencias de sus decisiones. No obstante, algunas secuencias, particularmente las relacionadas con las apuestas y las actividades ilegales, parecen algo desapasionadas, carentes de la tensión dramática que se esperaría. La relación entre Billy y la Gata, aunque sugerente, no se desarrolla plenamente, dejando una sensación de incompletud. El final, deliberadamente ambiguo, refuerza esta impresión, sin ofrecer una resolución satisfactoria a la compleja trayectoria de Billy.

En definitiva, "Billy Bathgate" es una película interesante y contemplativa que ofrece una visión honesta y realista del mundo del crimen organizado. Aunque su ritmo pausado y su falta de momentos explosivos pueden no ser del gusto de todos, su dirección elegante, sus actuaciones sólidas y su guion ambicioso la convierten en una experiencia cinematográfica que merece la pena ser contemplada. Es una película que induce a la reflexión sobre la naturaleza humana y el precio del éxito.

Nota: 7/10