El hoy reconocido Jaime Bell tenía 13 años cuando protagonizó la película, un papel que logró, compitiendo con otros dos mil aspirantes, gracias a su experiencia como bailarín. Junto a él destaca el trabajo de Julie Walters como la profesora que descubre a Billy, Gary Lewis como su padre, Jamie Draven como el hermano mayor y Jean Heywood en el papel de la abuela. También intervienen, entre otros, Stuart Wells, Mike Elliott, Nicola Blackwell y el bailarín Adam Cooper.
Billy Elliot (Quiero bailar) (2000)
(EN) · Drama, Comedia, Música · 1h 50m
Dentro de cada uno de nosotros hay un talento especial que espera salir. El truco es encontrarlo.
Dónde ver Billy Elliot (Quiero bailar)
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Sinopsis
En 1984, durante una huelga de mineros en el condado de Durham, se suceden los enfrentamientos entre piquetes y policía. Entre los mineros más exaltados están Tony y su padre. Éste se ha empeñado en que Billy, su hijo pequeño, reciba clases de boxeo. Pero, aunque el chico tiene un buen juego de piernas, carece por completo de pegada. Un día, en el gimnasio, Billy observa la clase de ballet de la señora Wilkinson, una mujer de carácter severo que lo anima a participar. A partir de ese momento, Billy se dedicará apasionadamente a la danza.
Ficha técnica
Billy Elliot
EN
Tessa Ross, Charles Brand, Natascha Wharton, Greg Brenman, David M. Thompson, Jonathan Finn
Reparto principal de Billy Elliot (Quiero bailar)
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Billy Elliot (Quiero bailar).
Tráiler Oficial

Nuestra crítica de Billy Elliot (Quiero bailar)
Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.
Críticas de la película
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“Billy Elliot (Quiero bailar)” es un hito cinematográfico, una película que se adhiere a la memoria colectiva y que, a pesar de su sencillez aparente, refleja con precisión el drama social y la búsqueda de la identidad en un contexto histórico específico: la huelga de mineros de 1984 en Durham, Inglaterra. La película, dirigida con sensibilidad por Anthony Minghella, no se limita a narrar un relato de ‘quiero ser’ de un niño; es un retrato de una época, de una comunidad y de la vital importancia de perseguir tus sueños, incluso cuando las circunstancias sociales parecen conspirar en tu contra.
La dirección de Minghella es notable por su capacidad para crear una atmósfera densa y palpable. La fotografía, en particular, evoca la oscuridad y la melancolía de las entrañas de las minas, pero también la luminosidad y la esperanza que se vislumbra en el pequeño mundo de Billy. El uso del color es sutil pero efectivo, resaltando la pureza de la danza en contraste con la brutalidad de la huelga. Minghella consigue, sin caer en sentimentalismos forzados, transmitir el peso del conflicto social y la desesperación que afectaba a la ciudad. La película no glorifica la huelga, sino que la muestra como un momento de crisis y lucha por el futuro, siempre desde la perspectiva del impacto individual que tiene en los protagonistas.
La actuación de Jamie Bell como Billy Elliot es, sencillamente, magistral. Bell logra una transformación completa, capturando la vulnerabilidad, la determinación y la autenticidad del joven bailarín. Su mirada, sus movimientos, su lenguaje corporal transmiten una energía y una sinceridad que son contagiosas. El resto del reparto, como Richard Griffiths como el padre de Billy, también ofrece interpretaciones sólidas y convincentes. La complejidad del personaje de Griffiths, un hombre endurecido por las dificultades de la vida y la lealtad a su comunidad, es especialmente destacable; su relación con Billy es el corazón de la película, un hilo conductor que une la lucha social con la búsqueda individual de la felicidad.
El guion, adaptado de la obra de teatro de mismo nombre, es inteligente y conmovedor. La historia de Billy se construye con un ritmo pausado y reflexivo, permitiendo al espectador conectar emocionalmente con los personajes y la situación. La trama evita clichés y se centra en la experiencia humana, en la capacidad de superar las adversidades con el corazón y la pasión. El giro argumental, que introduce la ópera de ballets “La bayadera” como catalizador de la transformación de Billy, es inesperado y contribuye a la fuerza emotiva de la película. La película no simplifica la huelga minera, sino que la sitúa en el contexto de una pequeña comunidad donde el futuro de los niños, y el de su padre, depende de la estabilidad de las minas.
En definitiva, “Billy Elliot (Quiero bailar)” es una película entrañable y profundamente humana, que merece ser vista y reivindicada como un clásico del cine británico. Es un recordatorio de que la pasión, la perseverancia y la valentía pueden superar cualquier obstáculo.
Nota: 9/10
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