Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) (2014)

“Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)” es una película que se instala en la memoria mucho después de que los créditos finales se hayan apagado. Alejandro G. Iñárritu, conocido por su vanguardismo, nos presenta una exploración visceral y, en última instancia, profundamente conmovedora sobre la fragilidad de la fama, la búsqueda de la autenticidad y el precio de la pretensión. La película no se limita a contar una historia; la vive y la disecciona con una intensidad que la convierte en una experiencia cinematográfica única.

La dirección de Iñárritu es, como siempre, impecable. La película se construye en gran medida con tomas extensas y largas, a menudo en un solo plano, que sumergen al espectador en la angustia y el delirio del protagonista, Riggan Thomson (Michael Keaton). Este uso del plano secuencia, lejos de ser un artificio, sirve para intensificar la sensación de claustrofobia y desesperación. Observamos a Keaton, en una actuación magistralmente sutil pero implacable, a medida que su personaje se desmorona ante la presión del estreno, el juicio de la crítica y la necesidad de demostrar que aún tiene algo que ofrecer. Iñárritu no escatima en detalles; nos muestra el sudor, la incomodidad, las muecas de frustración, todo lo que compone la lucha interna de Riggan.

El guion, co-escrito por Iñárritu, Nicolás Jauregui y Armando Bo, es una joya. Es inteligente, oscuro y lleno de matices. La película no se conforma con ofrecer una crítica simplista de la industria del espectáculo. En cambio, explora la idea de la identidad y el autoengaño. Riggan, una vez héroe de superhéroes, busca redimir su pasado y, quizás, encontrar un sentido a su vida. La relación entre Riggan y su antiguo compañero de la infancia, Mike (Edward Norton), es especialmente poderosa, ofreciendo momentos de brutal honestidad y un anhelo compartido de escapar de sus propias limitaciones. La película desafía las convenciones narrativas, jugando con el tiempo y la perspectiva, generando una sensación constante de inquietud y anticipación.

La actuación de Michael Keaton es, sin duda, el corazón de la película. Después de años de comedia, Keaton demuestra su versatilidad y profundidad, ofreciendo una interpretación que es a la vez vulnerable y formidable. Norton también brilla con luz propia, aportando una complejidad emocional que equilibra la intensidad de Keaton. El resto del elenco, incluyendo a Emma Stone y Andrea Riseborough, están magníficamente interpretados, cada uno contribuyendo a la atmósfera de inquietud y desasosiego que permea la película. La banda sonora de Spiros Papapetrou complementa perfectamente la atmósfera visual y emocional, añadiendo aún más profundidad y resonancia a la experiencia.

“Birdman” no es una película fácil de ver. Es exigente, a veces desconcertante y, en ocasiones, profundamente perturbadora. Pero, al final, es una película que nos obliga a reflexionar sobre la naturaleza del arte, la fama y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más superficial. Es una obra maestra moderna, una exploración cinematográfica audaz y conmovedora que justifica cada minuto de su duración. Es una película que merece ser vista, reflexionada y recordada.

Nota: 9/10