Bis (2015)

“Bis”, la última comedia de Fabrice Lefèvre, se presenta como un viaje en el tiempo lúdico, pero que, en realidad, es mucho más que una simple escapada a la nostalgia de los ochenta. La película, protagonizada por la química innegable entre Franck Dubosc y Kad Merad, nos sumerge en la vertiginosa experiencia de dos amigos, Éric y Patrice, que, tras una noche de excesos, se ven catapultados a 1986, con la oportunidad de corregir los errores de sus vidas pasadas. La premisa es interesante y, en principio, promete una comedia inteligente y reflexiva, pero, afortunadamente, la película cumple con esta expectativa de manera sorprendente y memorable.

La dirección de Fabrice Lefèvre es, en general, impecable. Domina el ritmo, alternando momentos de comedia slapstick con secuencias más introspectivas que exploran las motivaciones de los personajes. Lefèvre se permite experimentar con diferentes tonalidades visuales, utilizando la fotografía de Sophie Monasse para evocar la atmósfera vibrante y ligeramente melancólica de los años ochenta. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, refuerza esta sensación de viaje temporal y contribuye a la inmersión del espectador. Sin embargo, a veces la película se distrae un poco en exposiciones innecesarias, ralentizando ligeramente el desarrollo de la trama.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de "Bis". Franck Dubosc y Kad Merad, como Éric y Patrice, logran transmitir la esencia de dos amigos con personalidades muy diferentes que se complementan a la perfección. La conexión entre ellos es genuina y, por tanto, la comedia resultante es muy efectiva. Gérard Darmon ofrece una interpretación sólida como el padre de Patrice, un hombre con un pasado complicado y que lucha por aceptar la segunda oportunidad que se le ofrece. Alexandra Lamy, por su parte, aporta ternura y profundidad al papel de la mujer de Patrice, un personaje sensible y comprensivo. Dubosc, en particular, destaca por su naturalidad y su habilidad para encarnar la impulsividad y la ingenuidad de Éric.

El guion de Olivier Honoré es inteligente y bien estructurado. La premisa de viajar en el tiempo no es novedosa, pero la película la utiliza para explorar temas universales como la amistad, el amor, el arrepentimiento y la búsqueda de la felicidad. La película no se limita a ser una comedia ligera; también plantea preguntas sobre las decisiones que tomamos a lo largo de la vida y sobre la importancia de aceptar nuestros errores. Aunque la historia de fondo es conocida, las consecuencias de los actos de los personajes son lo que la hacen realmente interesante. La película consigue equilibrar de forma magistral la comedia y la reflexión, evitando caer en clichés y ofreciendo una experiencia cinematográfica original y estimulante.

Nota: 8/10