Black Rose (2014)

“Black Rose” es, en su esencia, una película que se abre a la ambigüedad. No pretende ser una obra maestra cinematográfica, pero sí una entrega sólida y, en ocasiones, inquietante, dentro del subgénero de thrillers policiales con un toque de gótico. La premisa – un experimentado policía ruso, Dimitri Volkov, reclutado en Los Ángeles para lidiar con una serie de asesinatos brutalmente selectivos – tiene un potencial considerable, pero el resultado final, aunque entretenido, no alcanza la altura que se podría esperar.

La dirección de Ben Ellis, conocido por su trabajo en “El Fantasma del Mar”, se distingue por una atmósfera opresiva y sombría, que logra evocar la decadencia de Hollywood y la sensación de peligro inminente. Ellis sabe construir tensión sutilmente, empleando planos cerrados y una fotografía en tonos apagados para acentuar la angustia de los personajes y la amenaza que se cierne sobre la ciudad. Sin embargo, su estilo visual a veces se acerca a la sobreexposición, ralentizando el ritmo y desviando la atención del espectador de forma innecesaria. No obstante, la puesta en escena es visualmente efectiva y contribuye a la sensación general de desasosiego.

La actuación de James Spall como Dimitri Volkov es, sin duda, el punto fuerte de la película. Spall ofrece una interpretación magistral, con un control físico y emocional impecable. Su Volkov es un hombre curtido por la vida, marcado por la violencia y el trauma, un hombre que no se entrega fácilmente y que se muestra distante y reservado. Su mirada, llena de cicatrices, transmite la complejidad de su personaje, una mezcla de pragmatismo y melancolía. La química entre Spall y la joven actriz que interpreta a la detective local, Lena Ramirez (interpretada con solidez por Zuleika Baz), es otro elemento que añade dinamismo a la historia.

El guion, escrito por Ben Flinders y Michael Finch, presenta algunos problemas de desarrollo. Si bien la trama principal es sólida, la construcción de los personajes secundarios y la exploración de sus motivaciones son deficientes. La investigación del asesinato se siente a veces como un trámite, con diálogos forzados y flashbacks que interrumpen el flujo narrativo. El antagonista, un sádico asesino sociopático, aunque amenazante en su apariencia y acciones, carece de profundidad psicológica y se reduce a un mero ejecutor de actos macabros. La película podría haber beneficiado de un enfoque más centrado en el desarrollo del personaje del asesino, explorando las causas que lo impulsan a cometer sus crímenes.

A pesar de sus fallas, “Black Rose” es una película que ofrece un entretenimiento sólido, gracias en gran medida a la interpretación de James Spall y a la atmósfera inquietante que crea la dirección de Ben Ellis. No es una película que deje una marca imborrable, pero es un thriller policial recomendable para aquellos que busquen una historia de crímenes con un toque de oscuridad y suspense.

Nota: 6/10