Blackway (Go with Me) (2015)

“Blackway (Go with Me)” no es un thriller que te haga saltar de la silla, pero sí una película que, a pesar de su ritmo pausado, consigue generar una atmósfera opresiva y perturbadora. La dirección de Rod Hardy es fundamental para este resultado, cultivando con maestría un sentido de desasosiego que se impregna en cada plano, en cada mirada, en cada sonido del bosque. La cámara se adentra en las profundidades de los personajes, explorando sus miedos y sus vulnerabilidades, sin necesidad de recurrir a la violencia gráfica, lo cual, en cierto modo, refuerza la sensación de amenaza latente. La película se beneficia enormemente de la locación, un paisaje salvaje y misterioso del noroeste del Pacífico que se convierte en un personaje más, alimentando la inquietud del espectador y contribuyendo a la sensación de estar atrapado en un lugar donde la ley no tiene poder.

La película se apoya en dos actuaciones sobresalientes. Anthony Hopkins, en un papel que parece desgastado por el tiempo y el dolor, ofrece una interpretación sutil pero imponente como Lester. Su personaje esconde un pasado turbulento y su presencia aporta un peso moral y un aura de peligro al relato. No se limita a ser el protector, sino que es una figura compleja, atormentada y a la vez, con una necesidad imperiosa de justicia. Julia Stiles, por su parte, encarna la fragilidad y el miedo de Lillian con una honestidad conmovedora. Su actuación transmite la desesperación de una joven que se ve desbordada por la violencia y el abandono de la comunidad. La química entre ambos actores es palpable, lo que añade una capa adicional de tensión a la trama.

El guion, aunque inicialmente lento, construye con paciencia la historia. La trama se desenvuelve con una lentitud deliberada que, a primera vista, puede frustrar al espectador. Sin embargo, esta lentitud permite desarrollar a fondo los personajes y explorar las dinámicas sociales de la comunidad, revelando un sistema de silencios y complicidades que contribuye a la sensación de aislamiento y opresión. La película no ofrece respuestas fáciles, y se centra más en la exploración psicológica de los personajes y en la construcción de la atmósfera que los rodea. Aunque la resolución final puede resultar un tanto abrupta para algunos, la película logra generar un final agridulce que refleja la complejidad de la situación y la dificultad de escapar de un pasado que te persigue. La película no busca dar una moraleja fácil, sino plantear preguntas sobre la naturaleza de la violencia, la responsabilidad individual y la necesidad de confrontar nuestros propios demonios.

Nota: 7/10