Blaze (2018)

“Blaze” no es una película fácil de digerir. Es una experiencia visceral, un derroche de autenticidad que te arrastra a la vida turbulenta y extraordinariamente breve de Blaze Foley, el poeta del Outlaw Country, un artista cuya leyenda creció en las sombras y cuyos talentos quedaron truncados demasiado pronto. Esta biografía musical, dirigida por Robert Ryll, se adentra en los tres periodos cruciales de su existencia: su romance inestable con la exuberante Sybil Rosen, su descenso a la autodestrucción en la podria de Austin, Texas, y las consecuencias de su muerte y de su legado.

Lo que distingue a “Blaze” de otras biografías musicales es su enfoque en la fragmentación de la experiencia. La película no busca reconstruir una narrativa lineal y pulida. En lugar de ello, la presenta como un mosaico de recuerdos, de flashes de conversaciones, de imágenes desordenadas que, en conjunto, capturan la esencia de un hombre atormentado y brillante. El uso de la fotografía en blanco y negro, especialmente en la reconstrucción de sus primeros años, le otorga una atmósfera melancólica y casi documental, mientras que los colores vibrantes de Texas contrastan con la desesperación que se esconde bajo la superficie. Esta estética visual complementa a la perfección la ambigüedad emocional que impregna la película.

Las actuaciones son, sin duda, un pilar fundamental de la película. Gabriel Byrne, en el papel de Foley, ofrece una interpretación notablemente sutil, transmitiendo la complejidad de un hombre que lucha con sus demonios internos mientras intenta conectar con el mundo a través de su música. Byrne no busca la grandilocuencia; en cambio, explora la vulnerabilidad, el dolor y la alegría contenidas en la mirada de Foley. Es un retrato honesto y conmovedor. La química entre Byrne y la también brillante Michelle Williams como Sybil Rosen es palpable, capturando la intensidad y la contradicciones de su relación. La película se beneficia enormemente de la inclusión de músicos reales, interpretando versiones de las canciones de Foley y de otros artistas que influenciaron su trabajo.

El guion, adaptado del libro de Joe Boyd, es ambicioso en su intento de capturar la esencia de Foley sin sacrificar la autenticidad. A veces, esta ambición se hace evidente en la densidad de la narración, con diálogos que pueden parecer deliberadamente crudos y fragmentados. Sin embargo, la película recompensa al espectador que está dispuesto a sumergirse en la torpeza y la belleza de la vida de Foley. La banda sonora, cuidadosamente seleccionada, es un reflejo perfecto de la diversidad musical de Foley y de su conexión con el sonido del Texas Outlaw. "Blaze" no ofrece respuestas fáciles, ni explica los misterios de la vida de Foley. En cambio, se atreve a mostrar una figura cultural compleja y controvertida, y a dejar que el espectador saque sus propias conclusiones sobre el significado de su legado.

Nota: 7.5/10