Blind (2019)

“Blind” no es una película que te deje boquiabierto con efectos especiales grandilocuentes o giros argumentales explosivos. Es, en su lugar, una experiencia visceral que se instala en la mente y te produce un malestar persistente, una sensación de incomodidad que refleja la propia soledad y vulnerabilidad de su protagonista. Dirigida con maestría por Michael Langsbaugh, la película se centra en Faye (interpretada por una Sarah French excepcionalmente convincente), una mujer que se ha refugiado en el aislamiento tras una tragedia personal: la pérdida de la vista, consecuencia de una intervención quirúrgica fallida. La casa de ensueño en las Hollywood Hills, que visualmente contrasta con la desolación de su interior, se convierte en un espacio de claustrofobia y desesperación.

La película no se basa en el suspense puro, sino en la construcción de una atmósfera de tensión sutil pero implacable. La relación entre Faye y Luke (interpretado por Caroline Williams) es el núcleo emocional de la trama. La comunicación a través del teléfono móvil, una herramienta que paradójicamente crea distancia y a la vez genera una conexión profunda, es una elección narrativa inteligente. Williams, en particular, ofrece una actuación silenciosa pero cargada de matices, transmitiendo la vulnerabilidad y la esperanza de Luke a pesar de su imposibilidad de hablar. La química entre ambos actores es genuina y fundamental para el desarrollo de la historia. La película explora con delicadeza la forma en que la pérdida de la capacidad de comunicación puede generar una necesidad aún mayor de conexión humana.

El guion, aunque no especialmente complejo, se beneficia de la maestría de Langsbaugh en el manejo del ritmo y la puesta en escena. Se centra en el estado psicológico de Faye, en su lucha por reconstruir su vida y en la creciente sensación de peligro que la rodea. La figura del "Pretty Boy", el misterioso enmascarado que irrumpiría en su vida, es un elemento perturbador que no necesita grandes explicaciones. Su mera presencia genera una inquietud constante, un presentimiento de que la seguridad de Faye es una ilusión. La película se beneficia de una fotografía sombría y de una banda sonora minimalista pero efectiva que amplifica la sensación de desasosiego. Es una película que te obliga a prestar atención a cada detalle, a cada mirada, a cada silencio, porque en “Blind” el significado se encuentra en lo no dicho.

Si bien la trama puede sentirse, en ocasiones, un poco lenta, y la resolución no llega a un clímax explosivo, "Blind" es un estudio psicológico inquietante sobre el aislamiento, la reconstrucción personal y la fragilidad de la percepción. Es una película que, más allá de ofrecer sustos, invita a la reflexión sobre las barreras que nos impiden conectar con los demás y sobre las sombras que se esconden en la superficie de nuestra realidad. Es un ejemplo de que la calidad de un thriller no se mide solo por la acción, sino por su capacidad para evocar emociones y generar preguntas.

Nota: 7/10