Blitz (2011)

“Blitz” es una película que, lejos de ser una historia de detectives pulida y de suspense vertiginoso, se presenta como un estudio inquietante y perturbador sobre la búsqueda de la fama a cualquier precio. Dirigida por Christian Albul, la película se adentra en la mente retorcida de un asesino en serie que, aparentemente motivado por la sed de notoriedad mediática, está desatando el caos en las calles de Londres. La premisa, aunque no especialmente novedosa, se ejecuta con un tono oscuro y claustrofóbico que, a primera vista, puede resultar desconcertante pero que en realidad es tremendamente efectivo.

La dirección de Christian Albul es la pieza clave de la película. No se limita a narrar lo que ocurre, sino que construye una atmósfera opresiva y paranoica. Las escenas nocturnas de Londres son especialmente intensas, utilizando la luz y la sombra para reflejar la turbulencia interna de los personajes y la sensación constante de peligro. La fotografía, con una paleta de colores apagados y saturación controlada, contribuye enormemente a esta sensación. Albul evita las explosiones y los efectos especiales innecesarios, optando por un enfoque realista y visceral que realza la crudeza de los asesinatos. Observa especialmente la utilización del sonido, que juega un papel crucial para generar tensión y el desconcierto del espectador.

Las actuaciones son sobresalientes. Mark Strong ofrece una interpretación magistral como el inspector jefe Roberts, un hombre atormentado por su pasado y con un profundo escepticismo ante la moralidad. Su retrato de un hombre desilusionado, incapaz de encontrar consuelo ni en la justicia ni en la fe, es convincente y profundamente humano. Paul Bettany, por su parte, entrega una actuación igualmente impactante como Blitz, el asesino en serie. Su interpretación es sutil y perturbadora, mostrando un personaje obsesionado con su propia imagen y con una frialdad escalofriante al cometer sus crímenes. La dinámica entre Roberts y Blitz se construye a lo largo de la película, creando una tensión palpable que se intensifica a medida que se acerca la verdad. El sargento Brant, interpretado por Michael Smiley, aporta un contrapunto ácido y cínico, su presencia es una constante fuente de humor negro que sirve para aliviar, aunque mínimamente, la carga emocional de la trama.

El guion, escrito por Albul y James Alexander, no siempre es brillante. Hay momentos de ritmo lento y escenas que podrían haber sido más concisas. Sin embargo, la exploración de la psicología de Blitz y la crítica implícita a la cultura de los tabloides son los puntos fuertes de la película. La película no se limita a ser un thriller de detectives, sino que ofrece una reflexión sobre la naturaleza de la fama, la obsesión por el reconocimiento y la deshumanización que puede provocar la búsqueda desenfrenada de la notoriedad. Aunque el final pueda resultar algo ambiguo y no completamente satisfactorio para todos los espectadores, la película deja una impresión duradera, planteando preguntas inquietantes sobre los límites de la moralidad y la influencia de los medios de comunicación.

Nota: 7/10