Blood & Wine (Sangre y Vino) (1996)

“Blood & Wine” (Sangre y Vino) no es una película que busca provocar una revolución cinematográfica, ni tampoco necesita hacerlo. Es, antes bien, una pequeña joya de suspense sofisticado, un thriller que se mueve con elegancia en la opulencia y la desesperación de un mundo de millonarios en Miami. La película, dirigida por Scott Derrickson, se construye como un juego lento y meticuloso, donde la tensión se genera no a través de explosiones y persecuciones frenéticas, sino a través de miradas, silencios incómodos y un palpable sentido de peligro latente. Derrickson logra un resultado inquietante, sabiendo que la amenaza más aterradora no reside en la violencia, sino en la fragilidad de la moral y en la capacidad de la gente para caer en la depravación.

El guion, adaptado de la novela homónima de Stephen Graham, se centra en la creciente paranoia de Alex Gates (Ray Liotta), un hombre atormentado por su pasado y consumido por la ambición. La historia se teje con una precisión quirúrgica, mostrando los detalles de su vida: su negocio de vinos importados, sus relaciones superficiales y su obsesión por la riqueza. La trama se complica cuando conoce a Gabriela (Zoey Deutch), una empleada doméstica que se convierte en el detonante de una secuencia de eventos imprevistos. Lo que inicialmente parece ser un simple plan para escapar de sus problemas pronto se transforma en algo mucho más oscuro y peligroso. La historia no carece de giros inesperados, aunque estos se presentan de forma natural, sin resultar forzados ni inverosímiles.

La actuación de Ray Liotta es, sin duda, el corazón de la película. Liotta ofrece una interpretación magistral, transmitiendo con perfección la desesperación, la ambición y la vulnerabilidad de Alex. Su mirada, cargada de tormento y desesperación, es suficiente para contar una buena parte de la historia. Zoey Deutch también se destaca, aportando un contrapunto a la frialdad de Alex. Su personaje, Gabriela, es complejo y contradictorio, y Deutch consigue darle matices y profundidad. El resto del elenco secundario cumple con creces, aportando credibilidad al universo de la película.

Si bien la historia principal es sólida, “Blood & Wine” no se queda en la mera trama. La película explora temas como la avaricia, la pérdida, el pasado que nos persigue y la naturaleza corruptora del dinero. El uso de la paleta de colores, que va de tonalidades cálidas y opulentas a ambientes más fríos y sombríos, contribuye a crear una atmósfera de creciente inquietud. La banda sonora, minimalista pero efectiva, amplifica la tensión y el suspense. La dirección de fotografía, en general, es excelente, capturando la belleza decadente de Miami y el contraste entre la riqueza y la miseria. Sin embargo, quizás la película podría haberse beneficiado de un ritmo un poco más dinámico en algunos momentos, aunque el enfoque en la construcción de la atmósfera y el desarrollo psicológico de los personajes compensa con creces esta ligera lentitud.

Nota: 7.5/10