BloodRayne (2005)

“BloodRayne” (2005) es una película que, a pesar de su reputación de "eslogan de terror de videojuegos" – y con razón – logra trascender la simple curiosidad y ofrecer una experiencia de acción y horror gótico con un toque de fantasía oscura que, sorprendentemente, resulta bastante entretenida. La película, adaptada directamente del videojuego de Udon Games, no se atreve a imitar un blockbuster moderno, sino que abraza sus raíces como un cine de terror de bajo presupuesto, lo cual, en este caso, le otorga un encanto particular.

La dirección de Rob Schmidt es sólida, aunque sin pretensiones. Logra mantener un ritmo frenético, con secuencias de acción coreografiadas con una eficiencia brutal que, si bien no es revolucionaria, sí que es satisfactoria. El uso de la cámara en las persecuciones, con ángulos dinámicos y planos cortos, intensifica la sensación de caos y peligro. Schmidt no se preocupa por crear una atmósfera opresiva, sino que se centra en la coreografía de violencia, entregando batallas sangrientas y estilizadas que se alejan, en gran medida, del miedo psicológico, pero compensan con la diversión visceral.

Kristanna Loken como Rayne es el corazón de la película. Su interpretación es convincente, aportando una mezcla de fuerza, vulnerabilidad y determinación a la icónica Dhampir. Loken, acostumbrada al mundo de los videojuegos y los efectos especiales, se adapta al papel con una naturalidad sorprendente. La química entre ella y Daniel Dae Kim, quien interpreta al agente del gobierno británico, Charles Holt, es uno de los puntos fuertes de la película, aportando un componente dramático necesario para equilibrar la intensidad de las escenas de acción. El resto del reparto, aunque con papeles menos prominentes, cumple su cometido sin destacar particularmente. Christopher Lambert como el Conde Barlow, el villano de la historia, aporta una presencia imponente, aunque su caracterización resulta algo unidimensional.

El guion, adaptado de un videojuego, presenta algunas inconsistencias y momentos de exageración, pero la película consigue mantener un nivel aceptable de coherencia narrativa. La trama, centrada en la búsqueda de la leyenda de Rayne y la amenaza que representa para el mundo, es relativamente simple, pero suficiente para sostener el interés del espectador. El tema de la familia, el legado y la aceptación (o falta de ella) se presenta de forma clara, aunque la película no profundiza demasiado en estos aspectos. Es notable que el guion respeta la esencia del lore del videojuego, manteniendo elementos clave como la espada ancestral y la conexión de Rayne con su pasado.

En definitiva, “BloodRayne” es una película de acción y terror gótico con un fuerte componente visual. No es un clásico, ni pretenda serlo, pero ofrece una experiencia entretenida y emocionante, especialmente para aquellos que buscan un espectáculo de violencia estilizada y una heroína femenina fuerte y decidida. Su valor reside, quizás, en su atrevimiento por no aspirar a la grandeza y en su capacidad para capturar el espíritu del videojuego original. Es un producto de su tiempo, una joya olvidada en el catálogo de los "eslóganes de terror de videojuegos".

Nota: 6.5/10