Bob Trevino Likes It (2025)

“Bob Trevino Likes It” es, en su esencia, una película sobre la soledad, la búsqueda de conexión y la fragilidad de las relaciones humanas. Dirigida con una sensibilidad casi documental por Nicolás Silver, la película no intenta grandilocuencias ni dramas espectaculares, sino que se centra en la sutileza de un encuentro improbable entre una joven, Amelia, y un hombre llamado Bob, cuyo nombre y misteriosa presencia se cruzan a través de la red. La premisa, aparentemente sencilla, se convierte en un estudio psicológico inquietante y, a su vez, profundamente conmovedor.

El guion, escrito por Silver y Elia Monti, evita clichés y se apega fielmente a la realidad que inspira la película. La construcción de la historia es orgánica, casi accidental, como si la cámara simplemente registrara la evolución natural de las interacciones entre los personajes. Sin embargo, la película no se limita a la mera documentación. Silver aprovecha el formato de falso documental para generar una atmósfera de cierta extrañeza, alimentando la curiosidad del espectador y la sensación de que algo fundamental no se revela inmediatamente. La voz en off, interpretada por Anaïs Demoustier, no solo sirve como guía narrativa, sino que también funciona como una narradora anónima, aumentando la distancia emocional y permitiendo al espectador reflexionar sobre las motivaciones y los sentimientos de los personajes.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Valentina Gonzalez, en el papel de Amelia, ofrece una interpretación sutil y cargada de matices. Su personaje, una joven que se siente desconectada del mundo real y busca refugio en internet, transmite una profunda soledad y una vulnerabilidad que son palpables. Pero es el actor que interpreta a Bob, Samuel Calero, quien realmente roba el protagonismo. Su interpretación es magistral: un hombre aparentemente simple, con una vida interior compleja y un pasado marcado por el dolor. Calero logra transmitir, a través de miradas, gestos y una voz pausada, la tristeza contenida y la amargura que emanan de Bob, sin caer en la dramatización excesiva. La química entre ambos actores es sutil pero innegable, creando una atmósfera de tensión y curiosidad que mantiene al espectador enganchado hasta el final.

La dirección de Silver es precisa y elegante. Utiliza un lenguaje visual sencillo pero efectivo, apostando por la cámara en mano y planos abiertos que reflejan la desorientación de Amelia. El uso de la luz y la sombra contribuye a crear una atmósfera de melancolía y misterio. A pesar de su bajo presupuesto, la película consigue crear un ambiente particular, que se impregna de una sensación de vulnerabilidad y de la fragilidad de las conexiones humanas. "Bob Trevino Likes It" no ofrece respuestas fáciles ni conclusiones definitivas. Más bien, se presenta como un retrato íntimo y conmovedor de dos personas que se encuentran en un momento de su vida y que, sin saberlo, se ayudan mutuamente a sobrellevar la soledad. Es una película que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la comunicación en la era digital y sobre la búsqueda constante de sentido en nuestras vidas.

Nota: 7/10