Bodas y prejuicios (2004)

“Bodas y prejuicios” (2023), la adaptación india de la icónica novela de Jane Austen, es una experiencia cinematográfica compleja que tanto deleita como frustra. El proyecto, un ambicioso intento de trasladar a la gran pantalla la idiosincrasia social y los conflictos románticos de la autora inglesa, logra en ocasiones un resultado visualmente deslumbrante, pero carece de la sutileza y la profundidad que caracterizan el trabajo de Austen.

La dirección de Kiran Rao, que también es co-guionista, se distingue por un uso vibrante del color y una puesta en escena exuberante. Los escenarios, ricamente decorados, transmiten la opulencia de la India del siglo XIX, creando un telón de fondo impactante para la historia. Sin embargo, a veces, esta abundancia visual se siente excesiva, sobrecargando la narración y desviando la atención del espectador de los elementos más sutiles del guion. Rao apuesta por un melodrama contundente, por lo que los momentos de tensión social y los diálogos llenos de ironía, tan esenciales en la obra original, se diluyen, buscando un impacto emocional directo y, a veces, artificial.

El elenco, liderado por Alia Bhatt como Elizabeth Bennet y Ranveer Singh como Mr. Darcy, ofrece interpretaciones sólidas, aunque con una justificación escénica que a veces parece forzada. Alia Bhatt, en particular, logra capturar la inteligencia y el espíritu independiente de la protagonista, aunque a veces su actuación resulta un poco teatral. Ranveer Singh, por otro lado, se enfoca en la grandiosidad del personaje, exagerando ligeramente las arrugas del orgullo y el prejuicio de Darcy. El resto del elenco complementa bien, con actuaciones destacadas de Padukone y Chaturvedi, pero en general, la caracterización de los personajes se simplifica considerablemente respecto a la novela.

La adaptación se enfrenta al desafío de adaptar una historia profundamente arraigada en la cultura inglesa a un contexto social y cultural diferente. Aunque se intenta incorporar elementos de la sociedad india, como el matrimonio arreglado y las expectativas familiares, la traducción no siempre es efectiva. El guion, en su búsqueda de emoción, sacrifica la precisión y el humor característicos de Austen. Las conversaciones, a pesar de tener algún valor informativo sobre las costumbres de la época, a menudo se sienten torpes y poco naturales. La complejidad de las relaciones interpersonales, especialmente la relación entre Elizabeth y Darcy, se ve reducida, perdiendo la profundidad que la convierte en uno de los pilares de la novela.

En definitiva, “Bodas y prejuicios” es una película visualmente atractiva pero superficial. Ofrece una introducción a la historia de Jane Austen a un público no familiarizado con la obra original, pero carece de la elegancia, la sutileza y el ingenio que la hacen tan perdurable. Es una adaptación interesante, que merece la pena ver por su valor estético, pero que no llega a ser más que un simulacro de la magistral novela.

Nota: 6/10