Boleto de fuga (2022)

“Boleto de fuga” no es una película que te enamora a primera vista, pero sí que te atrapa con una intensidad que te obliga a prestar atención a cada movimiento, a cada mirada desorbitada. Dirigida con maestría por David Fernández, la película se presenta como un thriller puro y duro, sin concesiones ni florituras innecesarias. El director logra un ritmo implacable, construyendo la tensión de manera gradual pero constante, y utilizándose el espacio confinado del autobús como un elemento claustrofóbico fundamental en la narrativa. No se trata de un espectáculo visual deslumbrante, sino de una atmósfera densa, palpable, donde cada conversación, cada respiración, contribuye a la sensación de peligro inminente.

Las actuaciones son, en general, sobresalientes. Martino Castillo como Freddy, el protagonista, ofrece una interpretación visceral y convincente. Su Freddy es un personaje roto, un producto de un entorno hostil, y Castillo lo retrata con una vulnerabilidad que contrasta con su habitual comportamiento criminal. La desesperación y el miedo se le ven en cada gesto, en cada mirada perdida. Asimismo, la interpretación de María Valverde como la misteriosa Sara, quien se une al viaje, es sutil y efectiva. No es un papel fácil, ya que la actriz debe transmitir una mezcla de seriedad, paranoja y una cierta melancolía que se revela poco a poco. El resto del elenco secundario también cumple con creces, aportando elementos de complejidad a la historia y a la dinámica del grupo.

El guion, escrito por Fernández y Juan Manuel Iniesta, es un ejercicio de economía narrativa. Evita las explicaciones innecesarias, dejando que la acción y la tensión hablen por sí solas. La trama se centra en el dilema moral de Freddy, obligándolo a tomar decisiones cada vez más difíciles, y en las consecuencias inevitables de esas elecciones. Si bien el concepto central – un autobús lleno de personajes peligrosos con un objetivo común y una gran suma de dinero– no es particularmente original, el guion lo transforma en algo fresco gracias a la forma en que explora las relaciones entre los personajes y la psicología de Freddy. La película no ofrece respuestas fáciles ni un final predecible; en cambio, nos deja con preguntas sobre la moralidad, la redención y el precio de la supervivencia. Es una película que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales se hayan desenrollado.

La banda sonora, con su paleta sonora industrial y electrónica, complementa a la perfección la atmósfera de tensión y desesperación. También merece destacarse la dirección artística, que crea un entorno visualmente crudo y realista, reflejando la dureza de la vida de los personajes. “Boleto de fuga” no es una película para el público más sensible, pero sí para aquellos que buscan un thriller inteligente, visceral y sin concesiones.

Nota: 7.5/10