“Braven (El Leñador)” es una película que se presenta como un thriller de acción, y en cierto modo lo logra, aunque se pierde en la acumulación de clichés y una ejecución que, en última instancia, resta impacto a la historia. La película se centra en Joe Braven, interpretado por Jean-Luc Bilodeau, un hombre sencillo y trabajador que de repente se ve envuelto en un conflicto violento cuando su vida se cruza con el mundo del narcotráfico. La premisa, en esencia, es sólida: un hombre común enfrentando un mal común, lo que naturalmente genera una dinámica tensa y un sentimiento de “hacer lo que hay que hacer” por proteger a su familia. Sin embargo, el guion, escrito por el director de la película, el mismo Christian Ducharne, carece de sutileza y se adentra demasiado rápido en un ritmo frenético que dificulta la inmersión emocional. Las escenas de acción, aunque visualmente decentes, carecen de originalidad y se sienten a veces como una sucesión de explosiones y persecuciones sin un propósito narrativo claro.
Bilodeau, como Joe Braven, ofrece una actuación convincente. Su interpretación es natural y transmite la angustia y el temor de un hombre que se ve superado por circunstancias inimaginables. Logra que, a pesar del cliché del personaje, el espectador se sienta empatizado con su situación. El reparto de apoyo, especialmente los personajes femeninos, es menos memorable. Las interpretaciones son correctas, pero carecen de profundidad y no dejan una impresión duradera. Se notan a veces como caricaturas, representando roles predefinidos sin mucho desarrollo.
Ducharne, como director, demuestra cierta habilidad para crear una atmósfera de tensión en algunas secuencias, y el paisaje canadiense, con su vastedad y su belleza agreste, se convierte en un personaje más de la historia. La fotografía, en general, es buena, y se utiliza para subrayar la soledad y el aislamiento de Joe. Sin embargo, la dirección se ve limitada por un guion que se aferra demasiado a la fórmula del thriller de acción, sacrificando la complejidad y la exploración de los temas que podría haber planteado. La banda sonora, aunque presente, no logra elevar la tensión de la película de manera significativa. El ritmo se acelera de manera abrupta en el segundo acto, generando un caos que desordena la trama y dificulta la comprensión de las motivaciones de los personajes.
En definitiva, “Braven (El Leñador)” es una película entretenida, pero superficial. Es un entretenimiento visual rápido, pero no logra trascender el género y ofrecer una experiencia cinematográfica realmente memorable. Podría haber sido mucho más si hubiera apostado por un guion más inteligente y un desarrollo de personajes más profundo. En última instancia, se trata de una película que cumple su función de ofrecer acción y un héroe improbable, pero que carece de la sustancia necesaria para destacar en el panorama cinematográfico. Se siente como un proyecto más centrado en la puesta en escena que en la narrativa en sí.
Nota: 6/10
