Buck. El hombre que susurró a los caballos (2011)

“Buck. El hombre que susurró a los caballos” no es simplemente un documental sobre un hombre que trabaja con caballos; es una exploración profunda de la conexión humana, la disciplina y el respeto. Dirigido por Cindy Lee Roth, el film se sumerge en la vida de Buck Brannaman, el controvertido y respetado entrenador de caballos que, en la sombra de la novela y la película homónima, ha construido un legado propio y singular. La Roth consigue transformar una vida dedicada a la comunicación no verbal con estos animales en un relato visualmente impactante y emocionalmente resonante.

La dirección de Roth es magistral en su sencillez. No se trata de un documental grandilocuente con efectos especiales, sino de un enfoque directo y observacional. Se permite que la cámara sea testigo de la auténtica comunicación entre Buck y los caballos, capturando momentos fugaces de entendimiento, paciencia y, a veces, frustración. Esta transparencia permite al espectador empatizar plenamente con los desafíos que Buck enfrenta y la dedicación inquebrantable que requiere su oficio. La ausencia de narración directa, complementada por la voz en off de Buck, añade un elemento de intimidad y un sentido de autenticidad que es crucial para conectar con la historia.

La actuación de Buck Brannaman es, por supuesto, el núcleo central del documental. Su presencia física y su actitud son intimidantes al principio, un hombre curtido por la vida en el rancho y la experiencia en el duro mundo del rodeo. Sin embargo, a medida que el documental avanza, se revela su increíble sensibilidad y su profunda comprensión de los caballos. No se trata de manipulación o control; es una verdadera escucha y una habilidad para percibir las necesidades y los miedos del animal. La vulnerabilidad que muestra Buck, especialmente al hablar de sus propias luchas con el alcohol, le otorga una humanidad inesperada y lo convierte en un personaje notablemente complejo.

El guion, aunque no pretende ser una historia dramática con giros argumentales, se basa en la observación detallada y en los recuerdos de Buck. La estructura narrativa se construye a través de las escenas cotidianas de su trabajo, las historias que cuenta y las conversaciones que tiene con las personas que lo rodean. Estos fragmentos, grabados a lo largo de años, se ensamblan para revelar la filosofía de Buck, su profundo respeto por los caballos y su creencia en la importancia de la comunicación genuina. La película evita la glorificación excesiva; en cambio, presenta una visión realista y matizada de un oficio exigente y una vida dedicada a un mundo a menudo malinterpretado.

En definitiva, “Buck. El hombre que susurró a los caballos” es un documentario poderoso y conmovedor que ofrece una ventana al mundo de un hombre único y a su conexión especial con los caballos. Es una experiencia que nos recuerda el valor de la paciencia, el respeto y la comprensión, tanto en las relaciones humanas como en nuestra interacción con el mundo natural. Un film que vale la pena ver para aquellos interesados en la equitación, el bienestar animal o simplemente en historias inspiradoras sobre la vida y el trabajo.

Nota: 8/10