Buena suerte, Leo Grande (2022)

“Buena suerte, Leo Grande” no es una película para reírse a carcajadas, ni para ser una experiencia superficial. Es, en cambio, una profunda reflexión sobre la soledad, el paso del tiempo, la aceptación y la búsqueda de la autenticidad en la mediana edad. La película, dirigida por Mark Ojeda, se enfrenta a temas delicados con una honestidad que puede resultar incómoda para algunos, pero que resulta precisamente lo que la convierte en una obra resonante y duradera.

Jennifer Lopez, que también actúa como productora, ofrece una actuación magistral en el papel de Nancy Stokes. Lejos de la imagen glamurosa que suele asociarse a su carrera, Lopez se entrega completamente a un personaje complejo y vulnerable. Su evolución a lo largo de la película es palpable, desde la mujer retraída y apenada hasta aquella que finalmente se atreve a expresar sus deseos y necesidades. La dirección de López se centra en la sutilidad de los gestos, las miradas y las conversaciones, logrando transmitir la incomodidad y la creciente confianza de Nancy. Se evita la sentimentalidad fácil y la dramatización exagerada, optando por un realismo que conecta con el espectador de manera mucho más efectiva.

El guion, adaptado de la novela homónima de Lily Meters, es quizás el punto fuerte de la película. No se aborda el tema del trabajo sexual de una manera explotadora o moralizante. En lugar de eso, explora la conexión que se establece entre Nancy y Leo Grande (Bryan Cranston), un trabajador sexual experimentado y, sorprendentemente, sabio. La relación entre ambos es el eje central de la película. Cranston ofrece una interpretación igualmente brillante, aportando un tono de humor y sabiduría que contrasta con la torpeza inicial de Nancy. Sus diálogos son inteligentes, honestos y, a menudo, sorprendentemente conmovedores. Se trata de conversaciones que no temen abordar temas tabú como la soledad, el miedo al rechazo y la búsqueda de un propósito en la vida.

La película también destaca por su cuidada puesta en escena y su banda sonora, que complementa a la perfección la atmósfera introspectiva de la historia. La fotografía es delicada y evocadora, utilizando la luz y el color para crear un ambiente íntimo y contemplativo. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza del deseo, la identidad y la posibilidad de redescubrirse a uno mismo, incluso después de haber alcanzado una edad en la que muchos nos conformamos con un estilo de vida aparentemente estable. “Buena suerte, Leo Grande” es una película que nos invita a la reflexión y a cuestionar nuestras propias expectativas sobre el amor, la sexualidad y el envejecimiento. Es una película que, sin duda, perdura en la mente mucho tiempo después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 8/10