Buffalo Kids (2024)

“Buffalo Kids” es un thriller de suspense atmosférico y tenso que se aferra a la tensión con una economía de recursos notable. Dirigida por Paul Schrader, la película se aparta de las convenciones del género, dejando de lado la grandilocuencia para sumergirse en la oscuridad de la psique humana y el desamparo infantil, ofreciendo una experiencia cinematográfica más introspectiva y perturbadora. Schrader, conocido por su estilo visceral y su exploración de la oscuridad del alma humana, nos entrega aquí una historia inquietante que se construye más en la sensación de amenaza inminente que en la espectacularidad de la acción.

La película se centra en la llegada de dos hermanos irlandeses, Thomas y Patrick, a Nueva York en busca de su tío, con la esperanza de obtener una herencia que les permita escapar de la pobreza. A medida que avanzan por el tren, se encuentran con la presencia de la misteriosa y compleja Sra. Callahan, una institutriz que lleva consigo a un grupo de otros niños huérfanos. La dinámica entre estos personajes, marcada por la desconfianza, el miedo y la vulnerabilidad, es el núcleo central de la trama. La tensión no proviene de persecuciones frenéticas, sino de miradas furtivas, silencios incómodos y la palpable sensación de que algo terrible está a punto de suceder.

Las actuaciones son excepcionales, sobre todo las de los dos hermanos, interpretados por los jóvenes actores James McAvoy y Jack O’Connell. McAvoy, en particular, ofrece una interpretación conmovedora y llena de matices, transmitiendo la angustia y la desesperación de un niño que ha perdido a sus padres y que se aferra a la esperanza. O’Connell, por su parte, está imponente en su papel de hombre duro, con una mirada que denota tanto valentía como una profunda herida. La Sra. Callahan, interpretada por Frances McDormand, es un personaje memorable, un arquetipo de mujer endurecida por la vida y que guarda sus propios secretos. McDormand entregó una actuación sutil y magistral, confiando en la expresión y la presencia para comunicar la complejidad de su personaje.

El guion, adaptado de la novela homónima de Robert Lowell, es deliberadamente fragmentario y evocador. La historia se cuenta a través de flashbacks y recuerdos, lo que contribuye a la atmósfera onírica y a la sensación de que la realidad es maleable. Schrader utiliza un lenguaje visual impactante y una banda sonora inquietante para reforzar la tensión y para sumergir al espectador en la psique de los personajes. La dirección de fotografía, con la utilización del blanco y negro, intensifica la sensación de aislamiento y de peligro. Si bien el ritmo puede sentirse pausado para algunos, este deliberado lentitud permite desarrollar la tensión de manera orgánica y crea un impacto emocional duradero. La película no ofrece respuestas fáciles; simplemente presenta una historia sobre la pérdida, la identidad y la lucha por la supervivencia.

A pesar de algunas limitaciones en el desarrollo de algunos personajes secundarios, “Buffalo Kids” es una película estimulante y memorable. Es una reflexión sobre la fragilidad de la infancia, la consecuencia del trauma y la búsqueda de un lugar al que pertenecer.

Nota: 7.5/10