Buffalo Soldiers (2002)

“Buffalo Soldiers” (1989), de Paul Schrader, no es una película que te enamore al primer vistazo, pero sí que te obliga a detenerte y pensar. Es una obra deliberadamente sombría, que utiliza la caída del muro de Berlín como telón de fondo para explorar la corrupción, la desilusión y la moralidad en un contexto geopolítico en transición. La película no ofrece una acción frenética o una trama llena de giros argumentales; en cambio, se centra en la lenta desintegración de un hombre en un entorno corrupto y, a su vez, en la fragilidad de las fronteras que separan lo moralmente correcto de lo que es simplemente pragmático.

El protagonista, Ray Elwood, interpretado con una reticencia magnética por George Clooney en uno de sus papeles más tempranos, es un personaje complejo y profundamente imperfecto. Su carisma, su astucia y su capacidad para salir adelante, no lo hacen un héroe en el sentido tradicional. Al contrario, es un oportunista, un ladrón y un traficante de drogas que ha aprendido a navegar por el laberinto de la corrupción militar. Clooney ofrece una interpretación sutil y matizada, transmitiendo la desesperación y el cansancio de un hombre atrapado en un sistema que lo consume. La relación de Ray con el Sargento Saad (Benicio del Toro) es especialmente interesante, una danza de poder y supervivencia en la que ambos se complementan y se desafían mutuamente.

La dirección de Schrader, reconocido por su obra en el género de terror, aporta una atmósfera opresiva y claustrofóbica. El uso de la luz y la sombra, el sonido, y la composición de las escenas crean una sensación de incomodidad y paranoia. La película se beneficia de una fotografía evocadora, que captura la decadencia y el abandono de las instalaciones militares en Alemania Occidental. El diseño de producción es impecable, detallando la vida cotidiana en una base militar estadounidense en el crepúsculo de la Guerra Fría, con su monotonía y sus pequeños placeres.

Sin embargo, la película no está exenta de problemas. El ritmo es deliberadamente lento, lo que puede resultar frustrante para algunos espectadores. El guion, aunque inteligente y bien construido, podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo de los personajes secundarios. No obstante, la fuerza de la interpretación de Clooney, la dirección magistral de Schrader y la atmósfera generada por la película son suficientes para mantener el interés del espectador. “Buffalo Soldiers” es, en última instancia, una reflexión sobre la naturaleza humana, la ambigüedad moral y las consecuencias de la desesperación, un análisis inquietante de la deshumanización que conlleva el servicio militar.

Nota: 7/10