Bullet Train (2022)

“Bullet Train” de David Leitch es, en esencia, un espectáculo visualmente deslumbrante y un festín de acción, pero también una oportunidad perdida para explorar un trasfondo narrativo potencialmente más profundo. Si bien la película cumple con la promesa de un thriller de acción frenético y, en gran medida, la entrega, carece de la complejidad y el peso emocional que podrían haberla elevado a una experiencia cinematográfica realmente memorable. Leitch, reconocido por su habilidad para coreografías de lucha impresionantes, se permite ser un mero observador en gran parte del proceso, dejando que la dirección general se centre en la pura adrenalina.

La película se centra en la historia de seis personajes, cada uno con su propia misión y un pasado turbulento. Brad Pitt encarna a la figura de Cole, un asesino retirado con un pasado problemático que regresa al negocio por un último pago. Su actuación es, en última instancia, competente, aunque se limita a un encanto apacible y un cinismo superficial. El reparto secundario, por otro lado, es excepcionalmente fuerte. Zendaya aporta una energía descarada y un encanto contagioso como Amelia, mientras que Hiroyuki Sanada interpreta a Mushō, un hitman japonés estoico y formidable. El contraste entre las personalidades y motivaciones de los personajes es lo que inicialmente genera interés, y sus interacciones a bordo del tren resultan entretenidas. Sin embargo, estas dinámicas se ven a menudo eclipsadas por el ritmo implacable y la abundancia de violencia.

El guion, adaptado de la novela japonesa “La Película del Tren” de Kankei Shinmoto, se siente a menudo superficial e improvisado. Aunque la premisa – asesinos a sueldo entrelazados en un tren bala – es intrigante, la trama se desarrolla de manera desordenada y los motivos de las misiones suelen ser poco claros. Hay momentos de humor negro efectivo, pero también hay agujeros argumentales y subtramas que no se exploran adecuadamente. La película sacrifica el desarrollo de personajes por la velocidad con la que avanza la acción, lo que resulta en figuras unidimensionales que sirven principalmente para detonar explosiones y maniobras acrobáticas.

A pesar de estas deficiencias, “Bullet Train” cuenta con escenas de acción excepcionalmente bien coreografiadas y ejecutadas. Leitch demuestra una vez más su maestría en la dirección de secuencias de lucha, creando coreografías audaces y visualmente impactantes. Los efectos visuales son de alta calidad y el diseño de producción, con la estética futurista y la vibrante ambientación de Tokio, contribuyen a crear una atmósfera inmersiva. La banda sonora, con ritmos vibrantes y una mezcla ecléctica, complementa perfectamente el tono frenético de la película. En definitiva, es un espectáculo visualmente estimulante, pero que, al final, se queda en la superficie, sin profundizar en lo que podría haber sido un thriller de acción más reflexivo y elaborado.

Nota: 7/10