Buscando al Sr. Goodbar (1977)

“Buscando al Sr. Goodbar” (1977), dirigida por Elaine May, es una joya inesperada del cine independiente de los años 70. Más allá de una simple comedia, la película es un estudio de personajes sorprendentemente complejo y conmovedor, donde la ironía y el humor negro se combinan con una profunda exploración del aislamiento y la búsqueda de la felicidad. La película se centra en Theresa Dunn, interpretada magistralmente por Diane Keaton, una mujer que, tras una ruptura amorosa y la presión familiar, se embarca en una espiral de nuevas experiencias que la llevan a cuestionar sus valores y su propia identidad.

La dirección de Elaine May es notable por su sutileza y su capacidad para crear atmósferas únicas. Evita los clichés del género y se centra en las reacciones de los personajes ante las circunstancias que les rodean. May no busca la grandilocuencia, sino que utiliza tomas largas, diálogos mordaces y una paleta de colores apagados para transmitir la soledad y el desencanto de Theresa. La película, a pesar de su aparente sencillez, está llena de momentos visualmente memorables, como la escena del piano, una secuencia en la que Theresa se entrega a una improvisación musical que resulta ser tanto un escape como una forma de conectar con sus emociones más profundas. Es un ejemplo claro de cómo la dirección puede amplificar el impacto emocional de la historia.

Diane Keaton ofrece una actuación absolutamente inolvidable. Su Theresa es una mezcla fascinante de vulnerabilidad y determinación. Ella no es un personaje simpático en el sentido tradicional, pero su complejidad moral y su capacidad de conectar con los niños sordos (interpretados con una intensidad admirable) la hacen profundamente humana. La química entre Keaton y Richard Harris, que interpreta al misterioso Sr. Goodbar, es palpable y genera una tensión que impregna toda la película. Harris, a su vez, aporta una profundidad sorprendente a un papel que podría haber sido reducido a un simple personaje secundario. Su actuación es tranquila, observadora y llena de matices, transmitiendo una melancolía silenciosa que complementa a la perfección la de Keaton.

El guion, coescrito por Elaine May y William Goldstein, es la verdadera columna vertebral de la película. La historia se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo que los personajes se definan a sí mismos y a los demás. El diálogo es inteligente, lleno de humor seco y observaciones agudas sobre la naturaleza humana. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas incómodas sobre el amor, el deseo, la soledad y la búsqueda de la identidad. La película no se aferra a un final convencional, optando por una resolución ambigua que invita a la reflexión. La exploración de la sordera, aunque no se detalla exhaustivamente, es tratada con sensibilidad y respeto, ofreciendo una perspectiva única sobre la comunicación y la conexión humana.

En definitiva, “Buscando al Sr. Goodbar” es una película que trasciende el género de comedia. Es una obra maestra del cine independiente, un retrato honesto y perspicaz de la vida, el amor y la búsqueda de la felicidad. Una experiencia cinematográfica que, a pesar de su lentitud, te atrapa desde el primer momento y te acompaña mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8.5/10