Cabalgata (1933)

“Cabalgata” (Carousel), de Anthony Clifford Shaw, es una película que, a pesar de ser una adaptación de una obra teatral premiada, no alcanza la grandilocuencia que su premisa sugiere. La película, ambientada en el idílico, aunque moralmente turbio, entorno rural inglés de 1920, explora las consecuencias de la ambición, la clase social y la pérdida de la inocencia, temas que Noël Coward, con su agudo ingenio, plasmó magistralmente en su obra original. Shaw, sin embargo, se deja llevar por un melodrama excesivo y, en ocasiones, por una dirección de fotografía que, aunque inicialmente efectiva, termina resultando algo cansina.

El drama, en esencia, gira en torno a la familia Stern, un matrimonio de clase alta, la Sra. Stern, interpretada con una intensidad perturbadora por Vanessa Redgrave, y su hijo adolescente, Richard. Su vida idílica se ve destrozada por la llegada de un nuevo mayordomo, el Sr. Giles (Rex Harrison), un hombre misterioso y profundamente problemático que, a través de sus interacciones con la familia, desentierra secretos oscuros y desata una espiral de tragedias. Harrison, sin duda, es la joya de la corona. Su actuación es impecable; logra transmitir tanto la sensualidad oscura y el arrepentimiento implícito del personaje, como la incomodidad moral que lo atormenta. Redgrave, por su parte, ofrece una interpretación poderosa, aunque a veces excesiva, que culmina en un final particularmente angustiante. El resto del reparto, incluyendo a un joven Gregory Peck como el joven Richard, cumple con creces, pero su presencia no alcanza la fuerza de los protagonistas centrales.

El guion, adaptado de la obra de Coward, es el punto más débil de la película. Si bien la adaptación respeta la esencia de la obra original, se siente a veces estirada y predecible. La película lucha por mantener el ritmo, especialmente en la primera mitad, y la introducción de numerosos subtramas, algunos irrelevantes, ralentiza el desarrollo de la trama principal. La película intenta mostrar una crítica a la hipocresía de la alta sociedad, pero lo hace de forma algo simplista, obviando la complejidad moral inherente a los personajes. Las escenas de tensión son efectivas, pero la película carece de la sutileza y el ingenio característicos de la obra teatral. La dirección, aunque visualmente atractiva, carece de la audacia y la experimentación que podrían haber elevado la película a un nivel superior.

A pesar de sus defectos, “Cabalgata” es una película que invita a la reflexión sobre los límites de la ambición, el precio de la moralidad y la fragilidad de la inocencia. La atmósfera opresiva y las interpretaciones convincentes de Redgrave y Harrison son suficientes para mantener el interés del espectador, aunque la película no logre alcanzar su máximo potencial. Es un melodrama clásico, pero uno que, en última instancia, se queda corto de la grandeza que merece.

Nota: 6/10