Cada día (2018)

“Cada día” (Every Day) no es una película que te impacta desde el primer segundo, sino que, como su premisa central, se construye lentamente, ofreciendo una experiencia introspectiva y a veces frustrante, pero siempre cautivadora. La historia de Rhiannon, una adolescente que se enamora de un misterioso ser llamado “A” que cambia de cuerpo diariamente, presenta un concepto original y, de hecho, bastante inquietante. Sin embargo, la película decide priorizar la atmósfera y el desarrollo emocional de los personajes sobre la resolución de la trama, lo cual, aunque acertado en ciertos momentos, genera una sensación de incompletud al final.

La dirección de Losh Toya es delicada y estilizada, utilizando una paleta de colores suaves y oníricos que refuerzan el estado de ensueño y la inestabilidad emocional de Rhiannon. La película se beneficia de la cámara lenta y las tomas prolongadas, permitiendo a los espectadores sumergirse en las reflexiones y los gestos sutiles entre los personajes. A pesar de esta cuidada estética, a veces la película parece un poco lenta y desprovista de la energía que podría haberla impulsado hacia adelante. Es un guion que sacrifica un ritmo dinámico por un mayor énfasis en el análisis psicológico.

El corazón de la película reside, sin duda, en las actuaciones de Thomasin McKenzie como Rhiannon y Malachy Keating como “A”. McKenzie ofrece una interpretación matizada y conmovedora de una adolescente que lucha contra la soledad y la dificultad de conectar con los demás. Su vulnerabilidad y su creciente desesperación por encontrar una conexión auténtica son palpables. Keating, por su parte, encarna a “A” con una mezcla de misterio, ternura e incluso, en ocasiones, melancolía. Su habilidad para transmitir las emociones que experimenta un ser que no tiene una identidad fija es impresionante. La química entre los dos actores es fundamental para el éxito de la película, creando una conexión que trasciende las barreras de la identidad y la percepción.

El guion, aunque inteligente en su concepción, a veces se permite ser excesivamente contemplativo. Si bien la exploración del concepto de identidad, la soledad y el deseo de conexión son temas relevantes, la película podría haber beneficiado de una resolución más definitiva. La ambigüedad al final, si bien abierta a la interpretación, puede resultar frustrante para algunos espectadores que esperan una conclusión más clara. Sin embargo, esta indecisión refleja de manera precisa la propia lucha de Rhiannon, atrapada entre el deseo de una conexión profunda y la necesidad de construir una identidad estable.

En definitiva, "Cada día" es una película introspectiva, contemplativa y, a su manera, poderosa. No es una película para todos los gustos, pero aquellos que disfrutan de las historias que exploran temas profundos y desafían las convenciones cinematográficas seguramente encontrarán algo que apreciar. Es una obra que permanece en la mente mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar.

Nota: 7/10