Caddyshack: The 19th Hole (1999)

“Caddyshack: The 19th Hole” no es simplemente un documental sobre una comedia culposa; es una inmersión profunda en el caos creativo, las ambiciones desmedidas y el humor torcido que dieron forma a una de las películas más icónicas y, a la vez, controvertidas de los años 80. Este acceso privilegiado a los archivos de producción, a través de entrevistas con los principales involucrados, revela la complejidad detrás del aparentemente absurdo espectáculo que presentaba a un caddy, una bogarina y un excapitán de golf luchando por su supervivencia en un resort de lujo.

Harold Ramis, figura central en el proyecto, emerge como el cerebro que, con una visión particular y a menudo excéntrica, intentó moldear una comedia que trascendiera los clichés del género. Las entrevistas con él, fragmentadas y a veces contradictorias, dejan entrever la frustración de ver su proyecto transformarse en un monstruo, un producto del ego implacable de Jon Peters, quien se erigió como el principal impulsor de la ambición y la extravagancia visual. La dinámica entre estos dos personajes es, sin duda, uno de los puntos fuertes del documental, mostrando un enfrentamiento entre la inteligencia y el deseo de éxito, la razón y la locura.

Las actuaciones de los actores, presentados a través de recuerdos y anécdotas, son una joya escondida. Cindy Morgan, como Margaux Spreadagle, la bogarina, brilla con un carisma desafiante y una química innegable con los otros personajes. Scott Colomby, como Carl Wheezer, el caddy, logra transmitir la desesperación y la torpeza con una efectividad sorprendente. Ann Ryerson, como Kit McGraw, la excapitán de golf, aporta una dosis de melodrama exagerado que complementa a la perfección la atmósfera general. Incluso Hamilton Mitchell, con su personaje de Zeke Pancake, logra dejar una impresión duradera, aunque a menudo a través de momentos grotescos y divertidos.

Desde el punto de vista técnico, el documental destaca por la presentación de planos inéditos y material de archivo que iluminan las decisiones creativas, los problemas de producción y las batallas con las autoridades locales. La controversia que rodó la película, derivada de la insistencia de Peters por utilizar un paisaje real en lugar de un set, se explora con detalle, mostrando la resistencia de Ramis y el equipo a la falta de recursos y el constante riesgo de ser desalojados del lugar. Si bien el documental no intenta justificar el contenido, sí lo contextualiza y ofrece una comprensión más profunda de por qué "Caddyshack" se convirtió en un éxito improbable. La dirección, aunque principalmente enfocada en la narración de historias y la recolección de testimonios, logra mantener el interés gracias a la selección cuidadosa de las entrevistas y la presentación de material visual relevante.

“Caddyshack: The 19th Hole” no es una celebración a la perfección, sino una reflexión honesta y, a veces, mordaz sobre la creación de una película que, a pesar de sus defectos, ha consolidado su lugar en la historia del cine. Es un testimonio de la pasión, la ambición y el caos que a menudo acompañan a la realización de un proyecto cinematográfico.

Nota: 8/10